Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 16 de junio de 2019

LOS FANTASMAS DE LA NOCHE...



La noche siempre es un tiempo diferente; tanto que realmente es como si viviésemos dos vidas diferentes. Una real y despiertos; otra dormidos y reales. 

Pasamos, posiblemente, a otra dimensión. Vivimos en nuestros sueños, otro mundo, otras experiencias, en realidad muy reales.




La noche nos deja sin palabras, sumidos en el silencio, incrustados en nuestros más oscuros pensamientos porque parece que se mimetizan con el color del cielo. Entonces el alma se encoje y comienza a buscar respuestas y a pedir razones.

Todo se ve peor de noche y no por falta de luz, sino por ausencia de claridad. 

Hay personas que no quieren dormir. Es como si cerrar los ojos nos introdujese en la posibilidad de no volver a abrirlos. Se resisten a pasar la línea y quien la pasa se despierta cada poco para comprobar que sigue existiendo. 

Otras, afrontan la noche con deleite porque es cuando se sumergen en el sueño de los olvidos; en el mar de ondas serenas donde buscan evadirse como si de una película se tratase.

Lo mejor y lo peor, a veces, de los sueños, es recordarlos. En ocasiones, es tan vivo el recuerdo que casi podemos tocar a las personas o a los sucesos que allí aparecen. Nos aferramos a los que nos gustan y querríamos seguir dormidos; repudiamos los que nos aterran y queremos despertar rápido.

En la noche, estamos muy acompañados aunque estemos físicamente solos. No hay que temer. No pasa nada. Deja tu mente en blanco, pinta un cielo azul, una pared blanca o imagina aquello que más te guste; recréate en ello, visualízalo y siente dentro de ti.
Deja que llegue el día.

Otra vez aquí; o allí o dónde sea, pero seremos nosotros.

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