Los
besos que no se dan saben a vacío,
A
hinojo seco en praderas sin hierba.
A
olvido raudo en el fondo de la pena.
Los
besos que no se dan,
no corren sino vuelan,
De
las ganas al hastío,
del
miedo a las tinieblas.
Aquellos
que se congelan en la lengua,
Los
que de rojos se convierten en magenta.
Los
que anidan en mis ojos
y se confunden con la menta.
De
chocolate niño quiero yo los besos,
De
bizcocho tierno y piruleta.
De
tardes grises hechas nuevas
Y
de olvidos viejos que no cesan.
Los
besos que no se dan, aquí quedan,
Deseando
salir a la boca que se cierra.
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