Domingo
anterior
.-Owen,
estoy aquí. Contigo.
Después
de unos instantes, el doctor limpió sus mejillas con la palma de su mano. Sus
gafas cayeron al suelo rompiéndose. Más desvalido aún apretó con fuerza el
diminuto y liviano cuerpo de la mujer.
.-
Mi querida amiga, ¡gracias!.- Aquella explosión de gratitud salía directamente
de su corazón para posarse sobre la ternura de Swa.
.-Vamos,
Owen. Liu nos echará de menos.-
El
afamado psiquiatra se encontraba cálidamente acogido por aquella desconocida
mujer que tanto le inspiraba. La suerte le había encontrado a la vez que el
destino le sacudía. Como siempre, como
sucede cuando algo se va, queda un hueco para ser llenado si uno lo desea.
Ahora
comenzaba a sentir que la vida le sonreía y junto al dolor de perder lo que de
él se llevaba Marco aparecía la emoción de descubrir un nuevo mundo junto a una
bella mujer que le ofrecía tanto en tan poco tiempo. Todo un privilegio que no
estaba dispuesto a perder. (…)
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Domingo
20 de septiembre de 2015
(…)
Caminaron hasta la habitación del pequeño Liu. Abrieron cuidadosamente la
puerta. Era muy tarde. Junto a la cabecera de la cama, una monja de aspecto
bondadoso y discreto se había dormido con él.
.-Está
dormido y acompañado. Podemos ir a tomar un café. La noche va a ser muy larga
mi querido Owen.
.-Por
supuesto. Vayamos.- Antes de volver por los inmensos pasillos de aquel
hospital, Swa se acercó a su hijo y deposito un leve beso sobre su frente. El
niño dormía plácidamente. Se marchó tranquila.
Caminaban
sin hablar. Una sensación extraña entre deseo y temor se había apoderado del
psiquiatra. Ella. Delicadamente, tomó su brazo en señal de cercanía. Notó sin
embrago su nervosismo y trató de calmarle.
.-
Owen, sé que nos conocemos solamente desde hace unas horas. Puede que esta
situación te haga sentir extraño pero no es el tiempo el que une a las personas, sino el destino con su
misterioso plan uniendo los puntos dispersos que confluyen en un mismo punto.-
Aquellas palabras de la recién conocida mujer le habían calado hondo.
Posiblemente la muerte de Marco tenía un significado, una razón e incluso traía
una bondad con ella.
No
quería pensar que su felicidad dependía de la desgracia de su amigo. Eso le
incomodaba.
Swa
entendió sin palabras la mirada de Owen.
.-
Tú no tuviste la culpa de este desgraciado accidente. No te culpes. Tampoco lo
hagas por estar conmigo. La vida es un cúmulo de sucesos a los que no vemos sentido
cuando estamos en ellos. Confía Owen. Todo irá bien.- El silencio del doctor se
transformaba por momentos en profundo agradecimiento. Las palabras de Swa eran
un bálsamo. Parecía que conociese desde siempre a aquella mujer. Se sentía
protegido por ella. Una sensación que nunca antes había experimentado.
Llegaron
hasta la máquina de café del final del pasillo. La cafetería no estaba abierta.
Owen sacó dos cafés mientras la mujer china se sentaba en unas butacas dejando
reposar su cansancio.
.-
Swa, la vida no me ha tratado bien. No he sido feliz. Nunca. Ni siquiera sé que
se siente junto al amor. –Ella no dijo nada. Simplemente alargó su mano para
recoger el café y rozar discretamente la piel de aquel hombre atormentado.
Una
vez sentado junto a ella, Swa se acercó de forma que la cabeza de Owen pudiese
reposar sobre su hombro.
.-No
digas nada. Descansa sobre mí. Tenemos el resto de la vida para cambiar el
recuerdo de lo que te hizo daño. No te preocupes amor..- Owen se levantó
alterado y confuso.
.-¿Amor?.
No te conozco de nada. ¿Cómo puedes llamarme amor?. ¡Lo has estropeado todo!.
¿Qué es lo que quieres de mi?...- De repente estrelló el café contra el suelo y
se refugió en la pared de enfrente dando la espalda a la mujer y
golpeando su cabeza contra ella. (…)
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