Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 17 de noviembre de 2013

FÓRMULA PARA CRECER




Por Pilar Sordo
(Fragmento)

Mi percepción a medida que envejezco es  que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en  que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de  haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no  debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso,  porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas  que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me  gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para  cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.  "Ser feliz es  una decisión", no nos olvidemos de eso.
Entonces, con estos criterios me  preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año, porque todos estamos en el camino de aprender todos los días  a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
-a aprender a amar
-a dejar huella
-a ser felices
(…)
 
Es dentro de todo este trabajo donde nos debiéramos concentrar en:
·       Sentarnos en la mesa en familia, mínimo una vez a la semana, ojala todos los días.
·       No contestar teléfonos mientras estamos comiendo, sentir que los únicos ruidos que se escuchan sean los de nuestras voces.
·       Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o  varias veces al día. Querernos.
·       Crear dentro de nuestras casas, hogares. Y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta  manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas,  independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas  que parece que nadie puede vivir adentro.
·       Tengamos contacto con la naturaleza,  juguemos, riamos y démonos el tiempo de compartir con los abuelos, imprimámosle las fotos para que las vean como a ellos les gusta y  disfrutemos de sus sabidurías. Obliguemos a nuestros hijos a compartir  con ellos, así entenderán sus historias.
·       Tratemos de crecer en lo espiritual,  cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia del nuevo siglo: la  inteligencia espiritual.
·       Tratemos de dosificar la tecnología y  demos paso a la conversación, a los juegos "antiguos", a los  encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa.  Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras  familias.
 

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