La verdadera cárcel la llevamos con nosotros mismos. No hay barrotes que puedan con nuestra mente y mucho menos con nuestra alma. Todos los cerrojos les tenemos con nosotros y les echamos, a veces, indebidamente creyendo que otros son los que nos han encerrado.
Tenemos la libertad ilimitada de elegir cada decisión que tomamos. Pero efectivamente, todo tiene un precio. Cada acto genera unas consecuencias que no sólo nos afectan a nosotros, sino que se expanden, en ocasiones, más allá de dónde debieran. Sin embargo, las trabas mentales, los prejuicios, los moldes educativos han ido circunscribiendo en torno a nuestra capacidad de creer en nosotros mismos, una tela de araña que nos envuelve enredándonos.
Salir adelante con éxito depende de pequeñas elecciones, en el día a día. De actitudes de acometida y riesgo que debemos enfrentar desde la seguridad en lo que valemos. Porque todos somos muy valiosos…pero demasiadas veces se han empeñado en asegurarnos que nuestro potencial hemos de demostrarlo en los parámetros que los demás determinan.
Hemos de buscar la referencia dentro, en el interior de la fuente de la energía, en el corazón purísimo que se encarga de suministrar las dosis de victorias que nos hacen falta.
Debemos creernos merecedores de ello. Capaces de retarnos a nosotros mimos y ponernos a prueba. Dignos de demostrarnos que estando en armonía con lo que nos dicta el corazón habremos ganado la batalla más importante.
No hay cárcel que pueda quitarnos nada. Todo está en nuestro poder y como dueños soberanos de lo que nos constituye debemos hacer honor a lo que se nos ha dado en el mismo acto de ser humanos.
La celda tiene la dimensión que nosotros queramos y su puerta, una cerradura cuya llave sólo manejamos nosotros.
No te sientas ni aceptes estar atado a nada, ni sometido por nadie que no quieras. Eres libre de decidir siempre tu mundo. Otro distinto al que tienes; tal vez con peor nivel de consumo pero con mucha mayor calidad de vida.
Ser libre es una condición que siempre está dentro de ti. Ser esclavo, también. Puedes elegir.
Tengo la sensación de no saber elegir. A veces son demasiados los apegos que me impiden tomar decisiones para mi libertad. El miedo a perder, ya lo hemos dicho en otras ocasiones, es el responsable de mi paralización, de mi esclavitud. Nos hacemos esclavos de los apegos..., y el miedo a la libertad se convierte en muerte, no vida. Deambulamos como seres vivientes sin alegría, porque la alegría de vivir es una fiesta que nos lleva a la cama cada noche con la sensación de haber recorrido los pasos deseados con o sin éxito.
ResponderEliminarEste último post, junto con los dos anteriores me han tocado el alma.Veremos si puedo remontar el vuelo. Siento peso en el alma, quizás estoy entrando en un proceso depresivo, quizás necesario para dar el salto.
Un abrazo de buenas noches.
Xara! tu razon es la de muchos de nosotros también. Los apegos!!...esos afectos tan pegados a la piel que no podemos desprenderlos sin morir en el intento...y sin embargo, sabemos lo necesario del vuelo para los demás.
ResponderEliminarA mi también me asalta el temor de la libertad en soledad; esa soledad no querida que impone el ejercicio de la separación de quienes crecen o de los que se van para siempre. No es fácil, Xara, no lo es. Pero estoy segura de que aprenderemos a soltar amarras...porque si no lo hacemos, la vida lo hará por nosotros sin nuestro permiso.
Estamos aqui para conseguirlo.
Un beso lleno de esperanza!
Hace muchos años aprendí que debo " uncir mi caballo a una estrella " y esa visión me aha ayudado a pensar y a actuar coin libertad y con objetivos lejanos y posibles.
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Un arquero se entrena todos los dias para acertarle a la luna...tu y yo sabemos que nunca llegará a pegarle...de lo único que si estamos seguros es de que llegará a ser un gran arquero"
Dicen los filósofos que la madre del miedo es la ignorancia y que basta un poco de luz para andar el camino que desconocemos; Diógenes con su lámpara el es símbolo perfecto del que busca en medio de la oscuridad...todos vamos en medio de ella y unos mas seguros que otros...la diferencia radica en el grado de "luz " interior y exterior con que alumbramos los pasos a dar.
Los necios son aquellos que no quieren ver la luz y cierran sus ojos a los rayos que nos guian.
Enseñar el camino y las posibles metas a lograr es una obra de misericordia, pero alumbrarlo y sobre todo enseñar a prender la "lámpara" es una obligación de quienes tenemos o tomamos el deber y la responsabilidad de enseñar al que no sabe.
Como padres, como educadores, como mayores, como privilegiados, tenemos un deber no solo con quien nos dá el destino acá en esta tierra, sino con aquellos con quienes compartimos el mismo camino.
Un abrazo fraterno para todos.
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Xara querida, quiciera tener el bordón del caminante para entregártelo en estos momentos: recuerda que el camino se hace mas ligero si lo compartes con tus semejantes.
Y tu, adorada hada de mis sueños, un susurro que lleva el tierno viento que te arrulla en esta fria primavera cantabra.
"La verdadera profesión del ser humano es encontrar el camino hacia sí mismo".
ResponderEliminarHermann Hesse, escribió "Siddharta" y en ésta novela describe la vida de un hombre hacia sí mismo. Pero fué él, Hermann quien nos enseñó el camino. Necesitó un personaje..., quizás de un modo inconsciente, todos lo estemos haciendo. Alguno de éstos personajes que creamos, son Luz para iluminar el camino de los que están cerca y lejos. Intentgo mirarlas las luces, y la soledad es inevitable, cada cual lleva la suya.
Un pasaje de Siddharta: “Pero aún se sentía diferente o superior a los demás; aún observaba con un poco de ironía y deprecio; precisamente con ese desdén que siente un samana por la gente del mundo”.
Quizás en ese punto ahor me encuentro yo.
Y mi objetivo..., el río, cómo no.
Un beso
Bueno, he exagerado un poquito, ese desdén por la gente del mundo va desapareciendo a medida que mi reflejo se hace ver en los demás..., y cada vez va quedando un poco menos de mí...
ResponderEliminar...Y otro pasaje de Siddharta a porpósito del consumo y la calidad de vida.
ResponderEliminar“El río me lo enseñó a mí y también a tí te lo enseñará. El río lo sabe todo y todo se puede aprender de él. Del río ya has aprendido que es necesario lanzarse hacia abajo, descender, buscar los bajos fondos. El rico y distinguido Siddharta se convierte en remero; el sabio brahmán se convierte en barquero. El río te ha enseñado esto. También lo demás lo aprenderás del río”.
El ser humano se pierde dentro de su propio laberinto: maya le presenta un espejismo afuera y contemplandose en el espejo se maquilla de ilusión.
ResponderEliminarEl ser auténtico rompe el hechizo y se hace cargo de si mismo, controla a maya y esto le permite encontrar la felicidad que siempre ha estado dentro y nunca fuera.
Podemos al caminar iluminar un jardín de mil colores, pero la luz emana de si mismo, las flores no tienen luz en si mismas, nosotros le damos la tonalidad y el fulgor que deseamos o sea que seamos capaces de generar.
Frente al obstáculo, uno lo salta, otro intenta una y otra vez y aquel se declara derrotado antes de intentar sortearlo..o sea todo se reduce a una actitud o sea a si maya es real o un simple espejismo.
Los reflejos interiores maquillan el exterior...para quien no ha aprendido a temer la oscuridad encontrarse con ella es una experiencia mas, para el temeroso de las tinieblas, una simple sombra le causa pánico paralizante y todos sabemos que solo basta encender una cerilla para que el tenebroso espjismo desaparezca.
El ser humano perdió el paraiso y muchos lo buscan en oriente, otros en occidente y algunos que parecen privilegiados han descubierto que el paraiso siempre ha estado allí, al alcance de la mano: solo basta un pequeño esfuerzo para abrir la puerta y entrar en él.
Vamos por el mundo, unos ciegos, otros tuertos, estos con deseos de ver y los mas se niegan a ver, pero todos con la misma oportunidad de abrir los ojos y "ver".
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Saludos cariñosos para todos.
Querido anónimo. Las flores y los jardines, los árboles, las praderas..., todos tiene luz propia.
ResponderEliminarLa imaginación y la mente pueden hacernos creer que no es posible, y ¿acaso esto no se debe a una pronunciada ceguera?.
La vida está irradiando luz contínuamente. Cuando cae la tarde y la noche cubre su manto oscuro porque el gran Astro se oculta, es tan grande nuestro complejo, que no podemos ver la energía que nos circunda. Otros animales, pueden hacerlo en la noche, en las profundidaes marinas...; Además de perder el paraiso, perdimos muchas cualidades, que aún la Naturaleza conserva y que sin duda es gran maestra. Escuchar, ver, sentir... son palabras mayores que la Naturaleza posee sin nombrarlas. ¡Recuperémoslas! para que nuestra mente no se sienta tan sola.Unamos el cielo con la tierra.
!!Qué fértil y rico está siendo esta conversación de los comentarios!!...me emociona ada palabra que se intercambia porque detrás de cada una hay esa Luz que parece ocultarse por la noche...y sin embargo permanece...dentro; pero me emociona sobre todo el deseo de estar cerca del que sufre por parte de los anónimos que escriben, esa ayuda que gustaría se hiciese efectiva en un instante, ese calor del corazón que pretende tejer una manta de cálido afecto para alejar los fantasmas que nos rondan.
ResponderEliminarGracias a todos!! y a ti mi viento lejano...qué decirte que no sepas ya...!!***!!
Xara querida: la luz con iluminamos nuestro camino va dentro de cada ser y de él depende cuanta luz irradiar.
ResponderEliminarEl camino es igual para todos, los prados y flores, las espinas y el abrojo igual para todos, lo único que cambia es el la luz con que las miremos.
Unos solo ven el pasto verde de los demás prados y el erial del propio; aquellos van sin luz y solo contemplan sombras y desiertos; unos pocos cantan felices adorando al Creador or tanta maravilla y no faltan aquellos que reniegan de su ser porque son mas que ciegos, son sordos, son mudos y necios.
Mi linda Xara, sé que tu luz brilla porque todos los dias veo sus resplandores y te acompaño por el mismo camino que recorres: un abrazo tierno.
....!
Gracias por tu amor, que será probablemente quien ilumina lo que dices ver cada día, mi amigo Viento del oeste.
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