Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 20 de abril de 2012

LA DIMENSIÓN DE LA VIDA

La vida no tiene tamaño. Llega sin él. Es un atributo que debemos añadir nosotros. Se trata de un papel continuo donde el tiempo y el espacio se instalan en nuestra mente linealmente para consumirlos a gusto o necesidad del que  la comienza.
No hay antes ni después para el que vivimos mientras lo hacemos. Entramos a ella desde una incógnita sorprendente que se va afianzando en nuestra conciencia mientras pasamos los días. Tampoco tenemos constancia del después. Es como si encendiésemos la luz en una habitación a oscuras…la mantuviésemos por unos instantes y la apagásemos de nuevo. Vivimos en un paréntesis cuya amplitud la elegimos nosotros. Y me refiero, con ello, a la dimensión que la vida obra en nuestra mente.
Algunos pueden estar en una prisión y sentirse libres para abrazar los sentimientos de infinitud desde el otro lado de las rejas. Otros, gozándolo todo pueden ahogarse en la insatisfacción y el pequeño mundo de sus angustias. Por eso, la vida no tiene tamaño. Cada uno le concedemos el que esté libre en nuestro corazón, desde cualquier lugar y en cualquier momento. No tiene tiempo tampoco, porque el tiempo le administramos en el interior y al igual que hay instantes eternos por los que merece la pena haber vivido, hay horas, días, semanas y años que pueden pasar vacíos sin nada que nos aliente a seguir.
Solemos acotar la existencia y computarla de acuerdo a los sufrimientos porque son éstos los que marcan el calendario de cada biografía y en ese devenir de los recuerdos de lo doloroso juzgamos que el tiempo se ha hecho largo y que la experiencia pesa más de lo debido.
La satisfacción de aprender y de utilizar lo aprendido nos deja, sin embargo, un gusto agridulce en los labios. Por eso, cuando besamos, ahora a nuestra edad, comprendemos que lo importante no está en lo pasado, sino en lo que está por llegar porque esa es la esperanza que sigue dando espacio a la vida; a la que nos quede. Al ahora que no es sino el único momento posible.
Por eso, en definitiva, cada beso supone un regalo inmenso que nos demuestra que la vida comienza en cada instante.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu visión de la vida; cada ser la alumbra de acuerdo a su capacidad de entender que la luz no es externa sino que brilla en cada uno.

    Hay quienes iluminan de tal manera su vida que su luz irradia al mundo con una vitalidad tal que mueven a los demàs al seguir sus pasos y el reflejo de su intensidad.

    Otros solo aluminan sus pasos en forma tenue, tímida, mortecina.

    Y algunos quizá pocos pasan con la lámpara apagada, fria, yerta.

    Podemos tomar conciencia de si e iluminar a plenitud nuestra "habitación" y llenarla de los matices mas hermosos que dá el desdoblar la fuerza que emana de nuestra "lámpara" y con su variados fulgores compartir nuestra vivencia; podemos ser como las flores del jardín que unen sus colores para darle el conjunto esa magia que nos arroba y lleva a los delirios poéticos mas elevados.

    Tu, mi hada, eres una de esas extrañas flores que tienen luz propia y que en tu inmensa generosidad iluminas también nuestro camino.

    Un abrazo amoroso te lleva el viento y el tenue calor que compartimos en tu iluminado espacio.

    ...!

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  2. Mi querido Viento del Oeste...es tan fácil vivir con sencillez!!...todo se agranda entonces! y se hace espacio interior donde solamente pueblan las tinieblas.
    El silencio y la observación no tienen por qué llevarnos por caminos de soledad y alejamiento de la realidad...todo lo contrario...deben ayudarnos a sonreír ante la absurda costumbre de hacer de todo un problema.
    Siempre, el viento amoroso del oeste queda en mi como un remanso de paz!

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