Nos
aferramos a las cosas, a la gente, a las casas, al coche, a aquella chaqueta
que nos queda tan bien hoy, al tiquet del cine de aquella película en la que
fuiste en su compañía…y a ¡tantas cosas!.
No
queremos sufrir. Huimos del sufrimiento siempre y, sin embargo, estamos
propiciándolo a cada instante. Lo llamamos nada más que usamos el apego; y lo
usamos mucho.
Nos
han enseñado a retener, a mantener una estructura fija en la que existan los menores
cambios posibles. A conservar rutinas, a estar aburridos con lo que en realidad
nos da seguridad; pero lo seguro es una ilusión. Todo cambia.
Nosotros
estamos cambiando desde que nacemos. Todo se mueve siempre en un reajuste
perpetuo en el cual pretender que las cosas sigan igual no tiene sentido.
Cuanto
menos apegados estemos menos sufrimiento experimentaremos. Se dice fácil. Es
muy difícil.
No
quisiéramos que nada cambiase. Tenemos la percepción de que si las cosas
cambian va a ser todo peor. Nos parece que estamos en un punto en el que sin
estar genial, no estamos mal. Y retenemos y sujetamos. Sentimientos, personas,
cosas, lugares…todo lo quisiéramos tener plasmado como en una foto.
Ahí fijo e
inanimado. Pero la vida es ánima, alma, movimiento, recorrido, carrera y
trayecto. Y en ello nunca puede haber quietud.
Si
lográsemos distanciarnos de las situaciones podríamos observarlas. Observar
significa establecer un espacio entre lo que observo y yo mismo. Una dimensión
en la que puedo abrirme a mirar de nuevo con otros ojos y a poder decidir; si
hablo, si opto por el silencio, si me retiro o si intervengo.
A
veces, la mayoría, nos falta distancia y nos falta fijar la atención.
Si
nuestra atención está todo el tiempo sobre algo en concreto le damos vida y le
colocamos en un lugar preferente que nos ocupará por completo. Si la desviamos
hacia otro lado, lo que nos preocupa, lo que nos inquieta o lo que nos
entristece dejará de estar en nuestro punto de mira y se perderá en el ángulo
de visión.
Posiblemente,
la clave sea esa. Elegir bien dónde colocamos nuestra atención. Y ésta debe
estar en lo movible, el lo que cambia, en la vida real que es el presente. El
pasado es estático y el futuro no es más que un presente continuo.
Si
algo te molesta, te obsesiona o te preocupa…dale espacio, déjalo fuera de tu
perspectiva, coloca la atención en otro lado y verás los resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario