Terminar el año es como poner delante de nosotros todas las vivencias del mismo, así de golpe, en un solo pensamiento, atragantándosenos con el último polvorón que ni siquiera nos cabe ya.
Lo primero que llegará a nuestra cabeza son las desgracia que hayamos sufrido. Una vez más, aparecerán con toda nitidez y despedirse del año será una mezcla imposible de tristeza interior y necesidad de abrazar la entrada de un año que esperamos que todo nos vaya mejor.
A veces da miedo cruzar la línea. Estar al borde del fin de año es como tener la punta de los pies en un abismo.
Tememos y esperamos. Sufrimos y amamos. Lloramos y reímos. Nos ofendemos y perdonamos. Y después de todo, seguimos.
Mis mejores deseos de que la salud nos proteja, de que la normalidad se instale en nuestra mente y de que soltemos todo lo que nos haga daño, así nos quedemos solo con nosotros mismos, pero en paz.
¡Que sea bienvenido el 2023!