Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 29 de septiembre de 2012

EL PODER DEL DESEO

Todos hemos deseado algo alguna vez. Todos deseamos continuamente, aunque sean pequeños anhelos que vayan sucediéndose a lo largo del día y que componen nuestro particular panel de esperanzas en expectativa. Es estado de deseo es un momento productivo porque genera ilusión y entrega de los propósitos hacia lo deseado.
El deseo es una petición, al fin y al cabo. Una solicitud que desde el interior lanzamos al aire para que alguien o algo la recojan. Hay que saber pedir, sin embargo. No podemos desear en negativo. No podemos pedir desde la desesperanza de no conseguir. Ni podemos lanzar con vehemencia lo que deseamos desde la absoluta convicción de que no es para nosotros.
Si queremos algo de verdad, debemos quererlo desde el centro más diametral del corazón. Ahí, en el medio de la fuerza centrífuga que lo mueve, debe estar la petición. Libre de cualquier rasgo negativo, protegida de las desesperanzas y de las creencias  de imposibilidad para su conquista.
Hemos de creer en que somos merecedores de lo que pedimos y advertir que nos va a llegar sin sentirlo, como un regalo del universo surgido de la simbiosis de éste con nuestra necesidad.
No olvidemos nunca agradecer…y hacerlo antes de que la concesión sea hecha porque solo la posibilidad de realizarla, desde la salud o la enfermedad, desde el amor o el desamor, desde la sabiduría o la ignorancia, desde el bien o el mal…en realidad, desde cualquier posición, estamos aquí, en la vida, gozando de esta maravillosa experiencia que a veces duele y otras nos eleva a las alturas.
         Los deseos se cumplen siempre. Pero siempre que se pidan con absoluta fe en que va a suceder. Sin ponerle tiempo al cosmos, sin determinar día ni hora, sin fijar coordenadas que limiten la magia del suceso.
Todos los días repaso mi lista de deseos y de todos ellos me quedo con uno, el más importante y significativo, el que pueda elevar mi felicidad interior para poder proyectarme en los demás con mayor luz.
Estoy segura que llegará. Os lo diré.
 

viernes, 28 de septiembre de 2012

LAS HISTORIAS DE CADA UNO



Antes de morir Carlo Magno dijo – cuando me lleven a enterrar que vayan los sacerdotes delante para que todos sepan que ni Dios pudo salvarme de la muerte; que vayan tirando monedas de oro y joyas, para que sepan que no me llevé mis riquezas; que mis manos cuelguen del ataúd, para que todos vean que me voy con las manos vacías… ¿qué me llevo entonces? Ni conquista, ni gloria, ni riqueza, sólo mis historias…”

Efectivamente, solo nos llevamos nuestra historia y las pequeñas y grandes historias parciales que la componen. No hay nada más que cargar como equipaje. Nada que se asemeje a una carga material, nada que pueda cuantificarse con un precio, nada que pueda ser moneda de cambio.

Nos llevamos el amor que hemos dado y sentido, la alegría de la que hemos participado, la ilusión que hemos gozado, el disfrute de lo humano y lo divino de nuestro pequeño cosmos personal.

Nos llevamos también las tristezas, lo amargo de la naranja, lo áspero de las cortezas. Pero en definitiva, lo que constituirá nuestro equipo de ida no podrá contener nada que no quepa en el alma. Allí, las vivencias tomarán cada una su lugar y aún dejarán sitio para poder remediar, si somos inteligentes, el egoísmo con el que vivimos la vida.

Poco a poco, uno se da cuenta que nada tenemos en verdad y que lo que uno se lleva puesto no es el abrigo de piel, ni las alhajas del joyero, ni los coches del garaje, ni las cosas ni las casas. Que lo que se va con nosotros son las emociones sentidas, los pálpitos del corazón, la energía derramada sobre los que amamos y lo merecen, pero mucho más la fuerza positiva vertida sobre aquellos otros que sin merecerlo nos han impelido a perdonar.

Como Carlo Magno, quiero un testamento hecho con el aprendizaje de las caídas, equivocaciones, errores y culpas pero firmado con humildades, afectos, perdones y respetos.

 Que el amor sea lo único que quede de mi y también lo único que me lleve.

jueves, 27 de septiembre de 2012

LA VIDA TIENE SENTIDO...


La vida empieza a tener sentido cuando ayudas a otro a ponerse de
pie y a andar. Cuando respiras hinchando tus pulmones de aire, y
notas que no estás solo a pesar de estar en el desierto. Cuando
miras al cielo y ves las estrellas que dominan el firmamento, y
comprendes que no estás solo, comprendes que la vida es mucho más
que el simple palpitar de tu corazón.

La vida tiene sentido cuando andas, cuando evolucionas, y no dejas
tras de ti amargura. Cuando tras de ti has dejado amigos y hermanos,
cuando has dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha
conocido, es cuando la vida tiene sentido. Si tras de ti has dejado
odio, esas serán las raíces que darán en el futuro frutos amargos;
si la planta que crece tiene raíces de amor, los frutos serán dulces
y serán tu alimento en el andar de cada día.

Apoya tu mano sobre el hombro de aquellos que andan contigo, porque
si te sientes débil ellos te reconfortarán y si te sientes fuerte
andarás más de prisa.

No te ates a las alabanzas. El que te quiere no te alaba, te apoya
sin palabras. Sabrás quién es el que te quiere cuando te veas
reflejado en él. Busca tu gloria, en la gloria de los demás, y los
demás buscarán su gloria en ti. Si hablas a los demás, que tu
palabra sea limpia; pero no hables con orgullo, porque hacerlo es
hablar con falsedad.

Usa todo lo que la naturaleza pone a tu alcance. No malgastes tu
tiempo. Tienes poco tiempo; justo el que estás disfrutando ahora.
Trata de conocerte. No te mal utilices. Busca dentro de ti la
solución a tus problemas.

Si tienes que atarte, átate a ti mismo. No culpes a los demás de tus
propios errores. Sé tu propio juez; pero un juez justo. Si andas por
un bosque ten cuidado, porque habrá ramas bajas, te puedes golpear
contra esas ramas. No es necesario que las cortes, simplemente
agáchate un poco para volver a levantarte inmediatamente, la rama
quedará frustrada en su intento de dañarte.

No pronuncies la palabra imposible!, porque todo es posible dentro
de ti si vas dirigido positivamente; si vas dirigido negativamente,
poco a poco te irás hundiendo, conseguirás tal vez logros parciales,
inmediatos, pero te estarás hundiendo. Si vas positivamente, quizás
los logros sean más a largo plazo, pero te estarás elevando.

Sólo pasa hambre el que no sabe que tiene dos manos. Si alimentas tu
cuerpo para que te sirva, debes también alimentar tu alma, para que
también te sirva. Un alma poco alimentada es un alma débil, sin
fuerza. Un alma bien alimentada es un alma que genera energía, que
contagia, que anima. Cuida bien todas aquellas cosas que afectan la
evolución de tu alma. Nunca hables con miedo, porque las palabras se
volverán contra ti. Si tienes miedo no hables, porque el miedo es
también contagioso.

Habla mirando a los ojos, transmite tu fuerza en tu mirada. Si
quieres saber cómo es Dios, mira volar un ave, mira crecer una flor,
mira a los astros moverse, y verás que en ellos se expresa la
perfección.
 ( Anónimo)

miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿NOS ABANDONAN LOS QUE SE VAN?


Una de las peores experiencias por las que tenemos que pasar en la vida es la de la muerte de un ser cercano; cercano en el corazón, sea el vínculo que sea el que nos una a él, aunque si pertenece a nuestra familia directa se añade un dolor especial por quién se va.
         Sabemos muy bien que aquel que abandona su cuerpo físico está en un estado mejor. No hay más sufrimiento, ni torturas corporales, ni malestares físicos ni psíquicos; no hay dolor y desde esa realidad debemos comenzar a pensar en quienes se fueron.
Siempre he pensado que creas o no creas en una vida después de la muerte, la persona que amas y se ha ido no puede estar peor que aquí. Si no creemos en nada pues la propia ausencia de todo llena el vacío de su marcha. Si verdaderamente no existe algo…tampoco sufre, ni padece, ni se aquieta ni debe resistir el peso del mal. Si por el contrario creemos en una existencia posterior donde el alma sea capaz de recoger la cosecha de lo aprendido en este paso terrenal, entonces, necesariamente entonces, estará mucho mejor, infinitamente bien porque todos hacemos lo posible por aprender, por mejorar, por salir adelante entendiendo que el camino que vamos recorriendo lo tenemos que tratar de hacer sencillo para nosotros mismos y los demás.
No creo en la maldad gratuita. Sí, en los infortunios de la vida y en los sinsabores que cada uno debemos pasar. Pero el que ha cumplido su tiempo aquí, lleva ya lo que necesita y eso debe dejarnos tranquilos.
Esta argumentación sobre cómo podemos pensar que se encuentra quien nos deja es muy necesaria porque uno piensa en la muerte con la mente de vivo y todo lo que le circunda nos aterra. Posiblemente lo que más preocupe, al menos a mi, es saber cómo estarán. Por eso, en cualquier caso, me decanto por pensar que no están mal. Nunca están mal, tanto si están como si no.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de la vivencia de su ausencia. El desasosiego que se incrusta en el alma al no tener su voz, sus risas, sus manos, su mirada…Poco a poco la mente acomoda su existencia en otro lugar: en el interior. A la urgencia inmediata de sentirlos físicamente va sucediendo una necesidad absoluta de saber que los llevamos dentro, que están ahí siempre atentos a nuestras necesidades y dispuestos, desde su nueva vida en otra dimensión, a ayudarnos con todas clase de señales y mensajes que no solo llegarán desde el exterior, sino que se dejarán oír desde lo más íntimo del corazón.
Cuando uno comienza a sentirlos así se da cuenta de que no nos han dejado solos. De que permanecen de la forma más definitiva que pueden acompañarnos y de que sobre todo, van a hacerlo siempre.
El tiempo nos permite rescatar todo lo que aprendimos con ellos y en cualquier momento nos invita a poner en práctica el amor que nos dieron como el regalo más preciado que pudieron dejarnos.
Uno se acostumbra a hablarles, primero en voz alta, mirando su foto, llorando amargamente…más tarde, en voz baja, para nuestros adentros, con el pensamiento hacia una imagen que no necesita papel porque está impresa en el corazón y siempre nos mira sonriente para ayudarnos a sustituir este ácido trago por el bálsamo reconfortante de saber que la muerte no existe.

martes, 25 de septiembre de 2012

LO QUE CREES, ES


Un amigo me ha comentado recientemente la lección que le dio un drogodependiente cuando le dijo: …”Puedes llegar a ser lo que quieras, siempre que lo quieras de verdad”. Efectivamente, si nos enfocamos en creer que lo malo sucederá y que nunca llegaremos a nuestras metas, estamos ya en el camino de lograrlo. Por el contrario, cuando la creencia en que sucederá lo que anhelamos es tan fuerte que no cabe la duda, sucede sin remedio.
La intuición es la mejor forma de conocimiento. Es una herramienta sutil que no se adecua a los parámetros de la razón pero que pega fuerte en el corazón para hacernos evidente lo que de otro modo no se nos revela.
Si hemos de hacer caso a algo es precisamente a esta forma de saber. Uno tiene “una corazonada” y esa es la que más tarde sucede.
No todos tenemos el mismo fino sentido intuitivo pero también es algo que puede desarrollarse y mejorarse. Si cuando recibimos esa voz interior que pugna con fuerza por ser creída, le hacemos caso, la creencia en ella se reforzará y el sentido intuitivo comenzará a aflorar con frecuencia hasta que se haga habitual como medio de discernimiento. Si por el contrario, la obviamos o incluso la rechazamos, la magia intuitiva se esfumará por parecer inútil al ser innecesaria.
Creer es crear. Cuando estamos tan seguros que algo sucederá, aunque en el momento que lo pensemos parezca imposible, sucede. No hay que poner tiempos al suceso; al contario, hemos de dejar fluir la vida y en su maravilloso tránsito descubrir que los parámetros se alinean a nuestro favor, entonces cuando dejamos de resistirnos a que pase, ocurre.
         Pensar excesivamente en lo que anhelamos, a veces lo ahuyenta. El deseo tiene que ir ligado a la creencia absoluta, a la fe inconmensurable de que es algo que nos pertenece y que merecemos. Agradecerlo de antemano como si hubiese sucedido y dejarlo reposar, es el paso siguiente que no podemos evitar. El universo siempre responde. No es necesario estar llamando su atención en todos los momentos. Sabe cuándo la petición nace del corazón y sobre todo conoce la pureza con la que hemos sentido la necesidad de que suceda.
El resto, no depende ya de nosotros, sino de la fuerza generatriz original que siempre nos envuelve para protegernos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

LA INDIFERENCIA

La ausencia de sentimiento parece que tuviese sus ventajas pero en realidad nos instala en un vacío demoledor que nos deja insensibles ante lo que más debería importar en esta vida.
Creemos que la mejor forma de recuperarnos de un fracaso es llenar nuestro interior de indiferencia para que nada nos duela. Si no amamos no sufriremos pero tampoco creceremos, gozaremos, haremos felices y lo seremos.
La indiferencia mata. Deja yermo el corazón y como un campo de batalla arrasado por la guerra, permanece en estado letal esperando un milagro. Pero la magia solo tiene un camino y recorre el mismo sendero del que queremos apartarnos. No hay cura para él sino a través del amor.
Uno piensa que no amará nunca jamás. Evita, con todas las fuerzas, que el brillo de un nuevo sentimiento aflore en el alma y evade cualquier ápice de emoción que se desprenda de lo que llega. Sin embargo, no somos conscientes de que el amor entra por cualquier rendija y se instala sin pedir permiso. Y lo hace porque en el centro de este corazón sagrado que nos mueve está la eterna necesidad de beber de la fuente original y esta no es otra cosa que AMOR.
Queremos protegernos de lo que genera la vida y la hace girar desplegándola por todos los lados. Huimos de ello porque tememos. El miedo al fracaso encierra en un baúl todas las posibilidades de ser felices.
Sin duda, debemos aprender a serlo desde el interior, por nosotros mismos y en nosotros mismos. Pero es innegable que hay dos pilares enormes que sostienen el alma en la cima de la excelencia y son el agradecimiento y la capacidad de compartir.
Hemos de agradecer una y mil veces lo que tenemos evitando enfocarnos en lo que nos falta porque de esta manera se refuerza la vibración de lo que está bien en nuestra vida, por poco que sea, y se abre un espacio vacío para que sintonice con más abundancia aún. Compartir, por último, es el acto de amor más decisivo para que nos envuelva esa sensación única de actuar, ser y sentir a golpe de corazón. Nos vaya bien o mal. Eso, al fin y al cabo importa menos que ser fieles a nosotros mismos. Eso, en definitiva será siempre algo pasajero que también pasará.

domingo, 23 de septiembre de 2012

DOMINGOS LITERARIOS

PEGADA A TI

…”Aunque yo no lo crea
Y niegue los pensamientos y palabras
Que de ti me llegan…
Aunque yo no haga caso
Y siga mi vida
Como si nada haya pasado…
Aunque cierre los ojos
 y vea tu imagen,
una vez y otra,
todo besando…
Aunque mire adelante
Y quiera ilusiones nuevas
Que dejen en mi alma
Una huella constante…
Aunque olvide las letras
Que un día escribiste
Para mi corazón errante…
Aunque me empeñe en olvidarte
Siempre apareces en mi mente
Con tus deseos de amarme
Aunque el sol salga cada día
Y estés tan lejos
Que no pueda tocarte…
Estaré pegada a ti
Como un apéndice de tu cuerpo
Como un suplemento de tu alma
Como un anexo de tu tiempo
Como un vínculo de tus ganas.
Estaré unida a ti
En la eternidad que inventó
nuestro amor,
más allá del tu silencio,
más allá de mi muerte
más allá de tu tiempo
Porque tengo grabado
Tu nombre en mi mente
Más allá de un siempre
Más allá del  fuego…”