Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


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lunes, 17 de octubre de 2011

La tirania de la debilidad


Hay personas que se empeñan en demostrar debilidad y hasta creérsela. Se trata de no hacerse cargo de responsabilidades y buscan que les compadezcan eximiéndoles de lo que les correspondería hacer. Se presentan indefensas, incapaces de resistir las dificultades, sometidas a los vaivenes de las desgracias, abandonadas a la suerte de cada día. El resto de los que viven a su lado se sienten, a su vez, obligados a defender a estas personas sutiles, frágiles e impedidas para la lucha. Se empeñan en no ser capaces de poder con la vida y como si se tratase de un depredador, se acoplan a quienes sienten pena por ellos. Estas personas protegen su debilidad porque en ella está su pasaporte a ese bienestar confuso en el que la comodidad da paso a la dejación. Estas situaciones tienden a cambiar las posiciones entre los que se implican. Poco a poco, el defensor del débil para a ser el sometido y comienza a sufrir esta tiranía como presa. El débil no abandona su postura porque le crea una situación de dominio en la que se siente fuerte. Dráculas de los afectos que distorsionan las emociones de tal forma que estrangulan a quienes tienden su mano para apoyar con su ayuda. Los débiles terminan mostrando su fortaleza cuando el que ayuda no puede más. Entonces, una vez que ha comprobado su poder de convicción, su  capacidad de lograr la voluntad y la lástima del que se apiada o su aptitud para la persuasión…es capaz de levantar la cabeza, sonreír y marcharse en silencio regalándonos el mensaje de que se sienten infelices cuando nadie responde a su llamado, pero que saben muy bien elegir a sus colaboradores y despedirse de ellos cuando ya no cumplen su función.
Todos conocemos gente así. Yo aún tengo una mirada clavada en mis ojos, de una aparente víctima de la debilidad que nos tiranizó a muchas personas. Le dejo mi gratitud porque de ello he aprendido mucho. Lástima que esta persona siga siendo depredadora de nuevas víctimas. Tal vez…algún día…ella también aprenda. Esa esperanza me compensa.