Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 2 de noviembre de 2024

¿TE DEJAS INFLUIR POR LOS DEMÁS?

 La mejor espontaneidad está en la infancia. La persona adulta que cuida a un bebé o que se acerca a él, le imita, cambia la voz, la mirada… Eso quiere decir que cuando uno es auténtico comenzamos a influir en la vida de otros, a crear un ambiente determinado y a crear un entorno sano.

 

Cuando crecemos cambiamos tanto que sucede lo contrario. Nos dejamos influir, tratamos de seguir los patrones y pautas que otros nos dan para agradar, para no ser regañados, para cumplir las expectativas de los demás y así dejamos de ser auténticos, nos perdemos en lo que el resto quiere que seamos y nos cuesta mucho trabajo definir lo que por nosotros mismos queremos ser.




 

Cuentan que…”Gandi estaba meditando cuando una señora y su hija llegaron hasta él para pedirle ésta que hablase a su hija con el propósito de que dejase de comer tanta azúcar. Gandi le respondió que le dejasen dos semanas y volviesen al cumplir ese tiempo. Cuando ellas volvieron, le indicó a la niña indicó los daños del azúcar en el cuerpo y a la niña de repente lo acepta y se disponen a marchar. La madre le pregunta sorprendida por qué esto mismo no lo había dicho hace dos semana y les había hecho volver. Gandi le responde:… Porque hace dos semana yo comía mucha azúcar, pero entonces decidí dejar absolutamente el azúcar y ahora que he hablado con ella, tengo la autoridad de decir que no tome azúcar porque yo mismo no la estoy tomando; entonces, mis palabras tienen fuerza y no son solo palabras.”

 

Por eso, cuando tenemos la convicción de algo porque lo vivimos, no hace falta que demos un consejo, porque nuestras palabras tienen la inspiración de nuestros actos y eso se transmite.

 

Revisa tu vida. ¿Estás conectado con tu autenticidad?¿proyectas lo que eres?¿Tus palabras son tus actos?¿ Eres auténtico/a?... párate y obsérvate. Toma decisiones si no es así, porque cuando conectas con tu autenticidad, tu felicidad aumenta y sobre todo, tu seguridad en ti, tu fidelidad a ti y despertarás la mayor autoestima y autorrespeto hacia ti.

 

 

 

 

domingo, 27 de octubre de 2024

EL DOLOR INVISIBLE EN SOLEDAD

 

    A veces vivimos situaciones que guardamos profundamente en nuestro interior, como si el dolor fuera un secreto que debiéramos proteger de las miradas ajenas. Aparentamos sonrisas, cumplimos con nuestras obligaciones, y caminamos por la vida dejando solo vislumbrar lo que deseamos mostrar. Sin embargo, existe un peso en esa reserva, en la necesidad de ocultar nuestras luchas, que va creciendo como una sombra. Es una carga silenciosa y persistente que otros, aun con la mejor intención, pocas veces logran percibir.

 



    Es complejo que los demás adivinen los problemas que llevamos dentro porque no existe una herida visible, nada que alerte a quienes están cerca. Es un dolor disfrazado, escondido en pequeños detalles que dejamos escapar, en la mirada que se desvía, en el suspiro profundo tras una conversación trivial. Quizá, desde afuera, alguien nos perciba tranquilos, adaptados, como si viviéramos sin mayores preocupaciones. Pero detrás de ese silencio se esconde una lucha que desgasta poco a poco, que nos va desconectando de aquellos a quienes amamos, porque sentimos que nadie comprendería lo que realmente atravesamos.

 

         En la soledad del dolor, lo más difícil no es solo vivirlo, sino tener que hacerlo en silencio. Cargar con él sin poder nombrarlo, sin poder liberarlo con palabras, nos hace preguntarnos a menudo si otros lo notan, si alguien percibe que necesitamos un abrazo, una palabra de ánimo, o simplemente alguien que escuche sin juzgar.

 

    Este dolor oculto, silencioso, es un recordatorio de que todos libramos nuestras propias batallas, y que la verdadera empatía surge cuando entendemos que, detrás de cada sonrisa, puede haber una historia que no conocemos. Y quizá, solo quizá, si alguien se detiene a preguntar más allá de lo evidente, podamos liberarnos de una parte de ese peso y recordar que no estamos completamente solos.