Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de septiembre de 2025

EL HOGAR DE LA LUZ

Cada persona, cada lugar y diría que cada cosa…tienen su propia luz. Todos somos energía, frecuencia en estado puro, vibración en dimensión y proporción singular.

 

         Todos somos iguales y, también, inmensamente diferentes. La luz de cada uno se genera dentro de su peculiar forma de ser y estar en el mundo. Sus actitudes, sus sonrisas, el brillo de sus ojos o el color de su mirada. Las palabras inocentes y las perversas que salen de su boca, los pensamientos más recónditos que se esconden en la mente, la forma de acercarse o el desapego en la manera de rechazar. El tono de voz, la modulación de las palabras, la sensibilidad con la que rozan las manos cualquier superficie, la manera de andar, la forma de escuchar…, pero sobre todo, el modo de amar.




 

         La luz está en todas partes y por tanto también la sombra que va pegada a ella. Son entes dicotómicos inseparables, como el día y la noche o la vida y la muerte. No apreciaríamos la luz si no hubiésemos estado en la oscuridad. Y si en nosotros no se refleja nuestra luz interna, irradiaremos la opacidad de un tono oscuro que espera ser transformado más allá de nuestra consciencia.

 

         El hogar de la luz no son solo las personas. La luz se instala en el rincón más lejano, en la calle más pequeña, en la cocina más humilde, en el asiento del vehículo que te lleva, en el perro o el gato que se acerca, en la brisa que te envuelve o en el aroma que te trae recuerdos de éste u otros momentos.

 

         Los colores de la luz son infinitos. Su gama se amplía como un abanico de infinitas tonalidades que se resumen en la más bella: el resplandor que brilla sin ser visto; ese ángel que nos alienta y que nadie ve pero, que todos notan.

 

         Si crees que tú no tienes luz, que está apagada, oscura o escondida, estás en un error. Tú no la puedes ver, pero es un espejo inmenso donde el resto se refleja. 

 

Sostén la llama de tu corazón aunque sea bajita e imperceptible. Deja que la vida te sorprenda y la enderece amplia y espléndida en tu interior. Confía en el mar de calma que te habita y sigue en la plena confianza de estar en el lado correcto.