Os dejo un fragmento de una reflexión de mi psicóloga favorita, en el cual, la primera frase me ha gustado mucho. Se trata de no juzgar como negativos los años, los meses, los días que llegan cansados, con penas, con tristezas y agobios infinitos. Ver en ellos puertas hacia otros caminos, tránsitos que nos llevarán sin duda, a otras realidades de aprendizaje y cambio.
Como todo lo que me
gusta, siento una imperiosa necesidad de compartirlo con vosotros.
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"Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por
eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido
fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos
cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el
cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo
de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las
estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder
hacerlo. "Ser feliz es una decisión", no nos olvidemos de
eso.
Entonces,
con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder
construir un buen año, porque todos estamos en el camino de aprender todos los
días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
-a
aprender a amar
-a dejar huella
-a ser felices
-a dejar huella
-a ser felices
En
esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y
creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:
1)
Aprender
a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo
sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra
salud mental. En Chile el significado del cansancio es visto
como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio
de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de
nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos, para dormir tenemos siglos
después.
2)
Valorar
la libertad como una forma de vencerme a mi misma y entender que ser
libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás, deberíamos ejercer nuestra
libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos
felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
3)
El tercer y último punto a cultivar cada día, es el desarrollo de la
fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de
postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores.
Por Pilar Sordo
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