Todo
en exceso es malo. Sabemos que lo mejor es el difícil equilibrio que tanto
tardamos en conseguir.
A
veces, las actitudes de cada uno se fraguan muy tempranamente; en el seno de la
madre, con sus modelos, amamantando su propio estilo de enfrentarse a la vida. Otras es la propia existencia la
que marca el camino cuando uno sale libre a la selva humana que espera afuera.
Mi
padre es un retrato vivo del efecto que la niñez tiene sobre el adulto que allí
se construye. Una infancia demasiado normativizada, la rigidez esperando en la
puerta antes de salir de casa, los valores encorsetados y dirigidos hacia una
bondad extrema y mal entendida hacia los derechos de los demás en detrimento de
los propios.
Un
sinfín de caminos erróneos que trazados con la mejor intención, a lo largo de
la vida, solo perjudican.
Ahora,
se encuentra en una situación delicada. Aún en ella es incapaz de imponer sus
necesidades ante la sensación de molestar al que debe de ayudarle, por
obligación laboral o por dedicación amorosa.
Vivir
con reglas muy estrictas perjudica. Normativizar tanto destruye. Racionalizarlo
todo aniquila.
La
facilidad para adelantar desgracias y hacerlas reales en la mente sume a la
persona en un agujero negro del que es difícil salir. Agobiado por
insignificancias, incapacitado por todos los castillos en el aire que los
gigantes de su cabeza paren y sin dónde recurrir, se arruina el edificio de un
hombre fuerte dentro de sus rectos carriles e indefenso fuera de ellos.
La
vida es para vivirla con flexibilidad porque está sometida al incesante cambio
a cada instante. La norma, la rigidez mental solamente puede apartarnos de ella
y aislarnos como seres incapaces.
Cuanto
más seas capaz de cambiarlo todo en un instante y sentir dentro de ti que no ha
pasado nada, mayor felicidad tendrás asegurada y mejor calidad de vida te
espera.
Es
la lección que he sacado estos días.
Me
parece muy importante.
Aunque la primera norma está en nuestra mente. Nadie nos limita tanto como niuestros propios pensamientos. Me parece que has dado en el centro una vez más. Estamos demasiado sometidos, demasiado pendientes de la reacción exterior, demasiado asustados, demasiado dormidos. Por mi parte, la ruptura de esa "norma" parte de la falsa creencia de no ser querida, de no ser amada...y, sea o no cierto ésto genera todo un universo de falsedad nada que ver con la Verdad de mi vida.
ResponderEliminarUn abrazo Flor y Nata
Efectivamente, ese es el centro de la cuestion. Demasiados miedos, excesivas creencias limitantes... Barreras y muros mentales que debemos desmontar si queremos salir adelante en la vida y que no nos arrastre la corriente de otros.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por estar siempre!