Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 14 de noviembre de 2019

EL INMENSO VALOR DE LA PAZ



Solamente sabe el valor de la paz quién no la tiene, quién está deambulando por las emociones trepidantes siempre intensas, quién no sabe suavizar su tono vital y sobre todo, quien siempre necesita a alguien para poder llenar su mundo y su tiempo.



Estar en paz significa recolocar la adicción a la adrenalina constante, a estar arriba o a desplazarte a bajo; a ir y venir descontroladamente, a no tener sosiego porque en la calma no te encuentras en tu estado emocional habitual.

Estar en paz es mucho más valioso que cualquier otro modo de permanecer en el mundo. No hay deseo que lo iguale, ni emoción que lo deje atrás. Porque todo aquello que surge de forma muy rápida, muy intensa, muy desbordada tiende a caer de la misma forma. 

Nada es permanente, absolutamente nada. Ni el estar muy bien, ni el estar muy mal. La vida nos pone delante las lecciones que debemos superar, y día a día, nos examina. 

Hay personas enredadas en situaciones de gran malestar aunque lleven anexas otras de placer y dislocan su alma con ellas. 

Nada es porque sí. Hay pruebas que superar, modos que trascender, actitudes que mejorar y todo ello va a suceder seguro. Queramos o no. Porque cuando uno es incapaz de tomar decisiones, la vida lo hace por nosotros.

Vivir en paz, estar instalado en la calma, tener armonía en el interior no tiene precio. El resto todo es relativo e insignificante,  pero si le damos más valor del que tiene, puede llegar a pasar una factura demoledora.

Hay personas que no se importan y que viven en función de otros. Están felices si les llaman, si se juntan, si van si vienen, si tienen continuamente retos que superar o conquistas por alcanzar. Pero en el fondo de todo ello, de esa desasosegada hiperactividad hay una pregunta suspendida: ¿Estás a gusto contigo/a mismo/a si todo ese marco desaparece?. Aunque creas que tu autoestima es muy alta, ¿lo es por la gente que tienes alrededor?¿lo sería igual sin nadie, a solas y en silencio?.

Ganemos la paz interior. Esa sí que es una ardua conquista, pero sin duda la de más alta recompensa.

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