Todos tenemos nuestro especial altar dentro. Un centro energético poderosísimo donde cualquier mal que percibamos, puede sanarse. Habría que hacer una nueva lectura de nuestra historia pasada pero, sin duda, en otro código. Descifrar los mensajes que nos envían los recuerdos, sobre todo los negativos, los que duelen aún. Porque son ellos, precisamente, los encargados de entregarnos la misiva.
El pasado está ahí. No estoy de acuerdo con aquellos que afirman que es un tiempo que no existe y que por ello debemos borrarlo de la memoria. Con aquellos que continuamente nos invitan a no atender a lo que no podemos olvidar. De ahí que, cuando nos disponemos a seguir sus consejos, aparece ante nosotros como un monstruo siempre más grande para recordarnos que sigue vivo y que él, al menos, no está dispuesto a darnos de lado. Impotentes para cumplir las recomendaciones de los demás, nos angustiamos reconociendo nuestra incapacidad para el olvido.
Lo pasado está presente de muchas maneras. A veces de manera sutil y camaleónica, apareciendo en forma de tristeza, otras retorciéndose malévolo en la impotencia y la mayoría, resurgiendo en males injustificados cuyo origen se explican en él.
No podemos olvidar lo que pasó. Lo que debemos hacer es interpretar el pasado en códigos de amor y comprensión. Tolerando el error propio, entendiendo el comportamiento ajeno que causó nuestro dolor como acciones cargadas de desconocimiento e intolerancia impropia. Hay que elevarlo al centro de nuestro templo, al altar que nos espera… para transformarlo.
Todos tenemos, pues, un potentísimo centro energético en nuestro pecho: el corazón. Ese diamante purísimo que late con la fuerza del universo para mantener la llama sagrada velando por nuestro estado de plenitud. Está ahí para nosotros, esperando recibir lo que debe transmutar.
Sería importante que supiésemos identificar nuestros malestares y ligarlos al origen emocional que los causó. La vergüenza, el temor, la soledad, el miedo a la muerte o el abandono, deja impreso en nuestro cuerpo el sello de su identidad a través de la enfermedad.
Debemos aprender a respirar, lenta y profundamente, llevando ese aliento curativo al punto del dolor o al centro del corazón. Una vez allí, cada emoción tóxica depurará la esencia que le confiere esa cualidad para cambiarla por la contraria.
Así, el miedo se convierte en abierta prudencia, la vergüenza o la timidez en sabia discreción, la angustia en ventajosa alerta y el pesimismo en serena esperanza puesta en el presente continuo en el que nos transmutamos.
Se me ocurre esta pequeña oración para que nos resulte fácil llegar a él.
¡!CORAZÓN sagrado!!...en tu centro,
La vida se crea así misma,
Una y otra vez.
Nada te impulsa,
Salvo la divina chispa
Que encendió tu marcha.
¡Transforma en oportunidad los errores
Que cometí…
Y en esperanza, la voluntad que pongo
En continuar AGRADECIÉNDOTE
LA VIDA.
¡Feliz Semana!
Estoy haciendo un trabajo de sanacion a un ser querido y siento como la fuerza del corazon es inexpugnable a las sombras, que avidas de alimento acechan sin cesar.
ResponderEliminarLo que se respira en este rincon me es de gran ayuda,
Los sentires compartidos se amplifican....
Gracias Flor y Nata!
Gracias Xara!
Gracias Compañero Ariano!
Vuestra ternura, agudeza y clarividencia me inspiran
Un abrazo de luz a tod@s
Domingo...CREE!!...en la fuerza que tienes dentro de tu corazón y envíasela!!...es algo semejante a cuando arrancamos un motor de un coche con otra batería. Estoy segura que puedes hacer mucho por esa persona. Enfócate en lo que quieres para ella, envíale esa fuerza de luz a todas sus células y foclízala en su corazón; que sea éste el que irradie el magnetismo al resto del cuerpo.
ResponderEliminarEstoy segura de tu poder...del de todos!
Feliz noche!
El reconocer el pasado como fuente de conocimiento es vital en el andar por la vida en lo personal no concibo mi vida sin los errores y aciertos que he cometido-el pasado es la escuela donde aprendemos ser mejores cada dia-y es cierto el regresar a veces a el produce una sensacion de calma y/o pesar pero esa sensacion debe de encausarse de manera positiva para que nos sea provechosa y nuestro futuro sea mas firme saludos desde veracruz mexico
ResponderEliminarHe leído una alusión (que me ilusiona), y te lo agradezco, Domingo.
ResponderEliminarQuiero deciros que entré en este espacio con la intención de aprender, y lo estoy consiguiendo, porque pienso que allá donde vayamos hay, siempre, algo que hacer, o algo que no hacer.
Y este es un pequeño gran Universo lleno de posibilidades, cuando lo que leemos puede llegar a tocar y hacer vibrar, vamos, a zarandearnos, de manera que es un aviso de la conciencia, ¡muévete, asipira, inspira, respira, pero muévete, corazón!
Un beso
Gracias blogerianos por estar ahí y seguir inspirándome tanto!!!
ResponderEliminarBesosssss
No me hagáis mucho caso, no seáis muy literales con mis opiniones, os poedéis quedar en el intento (respirad a vuestro "aire" jaja!!
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