Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 1 de noviembre de 2014

LA CURA DEL EGO



Hoy se celebra el día de todos los santos, aquí en España. Una fiesta un tanto triste por acercarnos, si se puede más aún, al recuerdo de los que se han ido antes que nosotros.  Es una fiesta de silencio. De lágrimas y velas. De caras largas y recuerdos profundos. De emociones concentradas y sensaciones que llegan del pasado.

         No entiendo que exista una fiesta para recordar a quienes no se puede olvidar. Y si es que se precisa recordar es que nunca se amó porque, al menos para mí, no es necesaria. Todos los días me acompañan sus palabras, su imagen, su sonrisa o su fuerza.

         En realidad, uno se da cuenta de que la muerte es la mejor cura. No hay diferencias para ella, ni se compadece de nada ni de nadie, ni perdona, ni reconoce, ni recuerda ni flexibiliza. No tiene compasión, ni la misericordia le permite clemencia. Nos iguala y nos somete a lo mismo.

         La mejor cura para el ego es estar cerca de ella. Entonces uno cambia de golpe. Todo se relativiza y solamente se desea alejarse del fin. 

         En realidad, entonces y solo entonces somos conscientes de que lo mejor en la vida es atesorar momentos y no cosas, porque ellos siempre van con nosotros, hasta el fin de nuestros días y quizás más allá de ese final.

         Por eso apuesto por la vida hecha de momentos sublimes. Por lo que hace vibrar y lo que sacude por dentro; por ese instante que significa el universo entero dentro e nosotros. Por la brisa suave acunando el alma, por la melodía excelsa tañida en las cuerdas de la pasión, por un suspiro en los labios de la locura, por lo que o se ve pero siempre permanece.

         Hoy celebramos la vida que hay en cada uno de nosotros y la que hubo en quienes amamos y ya no están.

4 comentarios:

  1. Por fín escucho el sonido de la caracola, el mar está en tí, Flor y Nata... Un beso y gracias por este punto de vista también esperanzador respecto de la muerte y el día de hoy

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    1. Xara me emociona tu comentario. Gracias a ti por tu presencia en este rincón nuestro***

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  2. Orange Pipelón Sastoque1 de noviembre de 2014, 21:41

    La inmensidad del mar es insondable como la eternidad de la muerte; "atesorar momentos" que expresiva realidad porque pasado el umbral solo esos girones de vivencias nos van a acompañar hasta que nos corresponda el turno de ir a encontrarlos.

    En medio del mar se celebran tres fiestas seguidas...la de las brujitas en donde los niños reciben dulces, la de los santos de la iglesia romana y luego se recuerda a los que ya se han ido a las llanuras elíseas y en donde nos esperan.

    Extraño veranos...!

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    1. Los que se han ido están en todas partes y van con nosotros allá donde vamos. Basta quererlos para que no nos abandonen nunca.
      Seguro que en medio de tu mar también disfrutan de las brisas amorosas de quienes les aman.*

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