Comenzamos la semana con un posible propósito: que cualquier cadena que tengamos en nuestras manos, en nuestra mente o en el corazón haya sido cerrada por nosotros y ... en nuestro poder la llave. Dueños, de cualquier modo, de nuestra libertad.
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“Un habitante de un
pequeño pueblo descubrió un día que sus manos estaban aprisionadas por unas
esposas. Cómo llegó a estar esposado es algo que carece de importancia. Tal vez
lo esposó un policía, quizás su mujer, tal vez era esa la costumbre en aquella época.
Lo importante es que de pronto se dio cuenta de que no podía utilizar
libremente sus manos, de que estaba prisionero.
Durante algún tiempo
forcejeó con las esposas y la cadena que las unía intentando liberarse.
Trató de sacar las manos
de aquellos aros metálicos, pero todo lo que logró fueron magulladuras y
heridas. Vencido y desesperado salió a las calles en busca de alguien que
pudiese liberarlo. Aunque la mayoría de los que encontró le dieron consejos y
algunos incluso intentaron soltarle las manos, sus esfuerzos sólo generaron
mayores heridas, agravando su dolor, su pena y su aflicción. Muy pronto sus
muñecas estuvieron tan inflamadas y ensangrentadas que dejó de pedir ayuda,
aunque no podía soportar el constante dolor, ni tampoco su esclavitud.
Recorrió las calles
desesperado hasta que, al pasar frente a la fragua de un herrero, observó cómo
éste forjaba a martillazos una barra de hierro al rojo. Se detuvo un momento en
la puerta mirando. Tal vez aquel hombre podría...
Cuando el herrero terminó
el trabajo que estaba haciendo, levantó la vista y viendo sus esposas le dijo:
"Ven amigo, yo puedo liberarte". Siguiendo sus instrucciones, el
infortunado colocó las manos a ambos lados del yunque, quedando la cadena sobre
él.
De un solo golpe, la
cadena quedó partida. Dos golpes más y las esposas cayeron al suelo. Estaba
libre, libre para caminar hacia el sol y el cielo abierto, libre para hacer
todas las cosas que quisiera hacer. Podrá parecer extraño que nuestro hombre
decidiese permanecer en aquella herrería, junto al carbón y al ruido. Sin
embargo, eso es lo que hizo. Se quedó contemplando a su libertador. Sintió
hacia él una profunda reverencia y en su interior nació un enorme deseo de
servir al hombre que lo había liberado tan fácilmente. Pensó que su misión era
permanecer allí y trabajar. Así lo hizo, y se convirtió en un simple ayudante.
Libre de un tipo de
cadenas, adoptó otras más profundas y
permanentes: puso esposas a su mente. Sin embargo, había llegado allí
buscando la libertad.
Autor: Andarina
Romper cadenas...un paso saludable y necesario.
ResponderEliminarNo caer en otras mas esclavizantes...otro paso aun mas necesario.
Ser libre de cadenas...el único camino para encontrar la verdadera felicidad.
La pregunta que nos debemos hacer es : que es una cadena?
Acaso amar es encadenarnos?
Acaso entregar al otro el corazón es encadenarnos a él?
El amor verdadero ni ata, ni esclaviza ni maniata...todo lo contrario...es libertad, pleno goce de la individualidad, de compartir, de ser.
Se nos pasa la vida buscando el verdadero amor cuando él siempre ha estado allí, acurrucado, esperando ser...en libertad.
Rodión.
Efectivamente Rodión, el amor nos elige y lo hace libremente y en la misma libertad nos entrega la magia de amar!
ResponderEliminarTe enamoraste alguna vez?
ResponderEliminarTe sentiste atada?
Rodion V.
...ó amaste en libertad!
Rodión me recuerda a mi amigo el Marqués que siempre esta preguntando y dándose a si mismo las respuestas.
ResponderEliminarCreo que nuestra amiga Flor y Nata es una enamorada del amor; te invito a que leas sus poemas semanales (Domingos Literarios) para que conozcas el alma mas enamorada que nunca he conocido.
Orange
Las cadenas mentales!!! Nada tienen que ver con el amor. Las cadenas como símbolo están asociadas a la esclavitud a la inacción y falta dé libertad. Parece que nuestra cultura a base de oprimir y reprimir tanto a la mujer, y a los niños hemos generado un monstruo humano que incluso adorna al recién nacido y a las parejas con joyas que hablan dé perpetuidad en el amor como las pulseras llamadas "esclavas". Somos lo que parecemos . Dé vuelta al camino cada vez que sucumbimos a un nuevo estado de amor encadenado. Un brazo
ResponderEliminarQué bueno! Me ha encantado. Bstos
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