Todos
tenemos una zona de confort de la que nos cuesta mucho salir. Un ámbito al que
estamos acostumbrados, que conocemos bien y por el, que aunque nos guste
demasiado, caminamos a ojos cerrados. Esa es la trampa de esta zona. Lo fácil
que es estar en ella, lo cómodo de su transitar aun conociendo sus dificultades
y la ausencia de riesgo que supone aunque nos prive de la satisfacción de algo
mejor.
Siempre he tenido esta zona muy
pegadita a mí. Ayer releyendo alguno de los artículos que a veces me vienen
bien para reconstruir algún habitáculo del corazón, me encontré con este
valioso documento que comparto en dos partes.
Espero que os sirva a quienes dormitáis
en esa zona de confort sin estar demasiado a gusto en ella y a quienes
queriendo salir teméis el riesgo de probar.
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Tu zona de confort comprende ese
territorio interno tuyo que conoces bien y que te ha acompañado hasta ahora en
tu vida. Es un lugar que puede ser grande o chico, modesto o lujoso, alegre o
triste, no importa: es tu zona. En esta zona te sientes seguro y aunque a veces
incómodo, es tu zona de “confort”, y su confort consiste en que la conoces, la
dominas y la tienes bajo cierto control. Eso te da un apoyo para seguir la
permanencia en ella. No hay novedades, ni retos. En tu territorio te sientes
cobijado y se convierte en un lugar de protección, aunque a veces no sea
agradable –
Riesgos
Tu zona de confort es un territorio necesario y bueno para ti. Sólo que se
debe de tomar como un punto base o punto de partida. Es tu punto de referencia
para tu vida y actividades. Hay una relación cercana con tus emociones y tus
patrones mentales cotidianos.
Si permaneces mucho tiempo en esta zona, existen varios peligros que te
pueden llevar a la parálisis. En tu círculo personal de confort, ya no hay
creatividad, ni aprendizaje. Ya te lo sabes todo allí dentro. Dejas de innovar
y tiendes a caer en la rutina que puede llevar a la flojera, al no hacer nada.
Cambias la emoción y la proactividad, el buscar nuevas soluciones por la
seguridad de la rutina, que en muchos casos ni siquiera es agradable o
satisfactoria. Repites las mismas actividades, los mismos caminos, los mismos
chistes y los mismos pensamientos, una y otra vez, sin cambio. Estás en la
seguridad de una cárcel y conforme pasa el tiempo se vuelve más difícil salir.
Sal de la zona
Salir de la zona de confort en primer lugar significa que entras en la zona
de riesgo. Sales a lo desconocido y esto te genera angustia y miedo. Te puede
dar miedo buscar un nuevo y mejor trabajo, comprometerte para casarte, intimar
con alguien, conocer a nuevas personas, hacer llamadas, ir de vacaciones a un
lugar diferente. Sí, es incómodo salir de la zona. Es un reto nuevo, desconocido,
que en un principio puede no gustarte nada. Tu cerebro primitivo te dice:
“Huye”, “no lo hagas”, “la verdad no puedes con esto”, “esto no es para ti”,
“regresa a la seguridad e tu zona de confort”, etc.
Si logras vencer este riesgo y el nuevo reto, los beneficios serán
increíbles. Pero, aún si fracasas la primera vez, eso no quiere decir que valía
la pena quedarse en la zona de confort, quiere decir que tienes muy poca
práctica y requieres más intentos. El lanzarte a la aventura hará que tu
valentía conecte con tu cerebro prefrontal que te provee de motivación para
explorar qué hay afuera, la atención hacia tu entorno se agudiza, empiezas a
aprender nuevas cosas, y aumentan las conexiones neuronales en tu cerebro. Las
posibilidades son ilimitadas. Descubrirás que puedes construir y generar nuevas
ideas con mucha facilidad, te vuelves más creativo. Unes unas ideas con otras y
al final del día puedes regresar a tu zona de confort enriquecido
Pasos de salida de tu zona
Te propongo algunas actividades para que des tus primeros pasos hacia el
agrandamiento y embellecimiento de tu zona de confort. Tú puedes vencer estos
retos. A continuación te doy varias ideas:
- Recuerda los mensajes limitantes de tu infancia como: “tú no sabes”, “tú no puedes”, “tu hermano es mejor”, “como eres el chiquito, no alcanzas”, “rompes todo”, etc….rompe con estas ideas, ya no eres un niño. Descártalo mentalmente y a toda velocidad. Hoy, sí puedes.
- Compra una planta y cuídala, o una mascota y cuídala. Sácala a pasear, háblale, juega con ella.
- Sal a correr, o inscríbete en un gimnasio, relaciónate con otras personas.
- Saluda a las personas que ves cotidianamente en tu barrio.
- Estudia algo nuevo.
- Asiste a alguna conferencia, o evento que te interese, y si no te interesa, igual ve.
- Toma caminos diferentes para llegar a tu trabajo.
- Busca algún pasatiempo para el fin de semana.
- Sal a pasear a lugares nuevos.
Haz lo que quieras que sea diferente.
http://estrategiaspnl.com/
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