Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 30 de octubre de 2013

FLORES SECAS



         No me gustan las flores secas. Me parece como tratar de momificar la vida. Es algo así como querer atrapar la belleza, siempre efímera y cambiante, en un instante perpetuo que pierde sentido con el paso del tiempo. Sin embargo, no dejo de sentir una especie de ternura por ellas y hasta un ápice de sentimiento de nostalgia.
         Todo tiene un tiempo en el que alcanza la plenitud. Todo pasa por fases en las que la magnificencia de su esencia está pletórica, radiante de brillantez y dulzura. Y qué duda cabe que toda esa fastuosidad sirve más tarde para deleitarnos de nuevo al pasar nuestra mente por ello cuando ya no está.
         Vivir de recuerdos es una actitud propia de las edades avanzadas, cuando el pasado es más dilatado que el presente y cualquier tiempo pasado parece mejor.
         Mi trabajo, mi vida en general, ha transcurrido, preferentemente entre gente mayor. He comprobado que solamente se llega dignamente a la vejez si has tenido una vida llena de ti mismo, de decisiones propias, acertadas o no, y voluntades cumplidas. Cuando no tienes que arrepentirte de lo que no has hecho y sobre todo, cuando te quedan ilusiones por cumplir. El cupo de los sueños nunca debe estar cumplido, de otro modo no habrá nada por lo que levantarse cada día, ni por lo que seguir vivo sin morir estando de pie.
         Me gustaría ir reviviendo etapas o recreando otras nuevas o rescatando juventudes entre las arrugas y las lentitudes cuando lleguen. No quiero negativas de mi corazón cuando pueda volver a vivir lo que se supone que ya no es de mi edad. Los sentimientos nunca envejecen, la ternura, el afecto y el amor tampoco.
         Si no me gustan las flores secas es porque no huelen. A nada. Y tengo una inmensa sensación de vacío cuando me enfrento a algo inodoro. Es como tener en las manos un recuerdo congelado, una presencia  enjuta que te acerca a una época de felicidad de cual, alguna gota queda perdida en la mirada pero imposible de rescatar en este presente vivo en el que quiero, solamente, todo lo fresco.

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