A
veces parece que te falta la vida. Que todo es demasiado pesado y que tú vas
demasiado lento.
A
veces uno siente que la algarada de afuera nada tiene que ver con lo que pasa
en el interior y hasta las risas de otros, nos molestan. Nos molestan los
gritos, lo rápido, lo novedoso, lo diferente y hasta que nos cambien las cosas
de lugar dentro de nuestras pequeñas rutinas.
Cuando
se pierde ese ánimo que empodera la existencia, todo parece caer en un
vertiginoso descenso imparable hasta el fondo del alma.
A
veces no sabemos por qué perdemos fuerza en nuestro ánimo; otras sabemos muy
bien las razones. En cualquier caso abrimos la puerta a la debilidad corporal y
estamos expuestos a cualquier quiebro de la salud en nuestra faceta más
delicada.
Es
como si dijésemos al cuerpo: …” Aquí estoy, derrotado y vencido. Tengo la
seguridad que todo sale mal a mi alrededor, que soy la causa de un cúmulo de
problemas que no terminan de resolverse y que en esta situación solamente puedo
empeorar.”
De
este modo, puede resumirse nuestro estado de ánimo cuando estamos por debajo del
umbral de nuestro bienestar.
Sin
embargo, estaría bien hacer un listado de las cosas que nos gustaban, de
aquello que nos ilusionaba, de nuestro secreto deleite o de lo que antes no
motivaba.
Hay
que hacer un esfuerzo por salir del estado catatónico del malestar crónico.
Cambia
de corte de pelo, viste distinto, prueba otra colonia, respira aire en otro
lugar, llama a esa persona de la que siempre te acuerdas y a la que nunca
acudes, tómate un buen café con quien desees, habla, escucha, siente y deja que
todo suceda.
En
ocasiones, simplemente con creer en que estas dando un paso adelante en la
mejoría, es suficiente. Mañana serán dos. Muy pronto te encontrarás siendo el
de siempre, incluso mejor.
Nadie
puede hacerlo por ti. Por mucho que te quieran. Por mucho que intenten
ayudarte.
Tú
eres el único dueño de ti mismo y de tu sentir.
Comienza
con apenas un mínimo cambio.
Ya
has ganado.
Deja
que todo se recomponga.
Espera.
Observa.
Siente
cómo sucede.
Agradece.
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