A continuación, siguiendo la
propuesta de cambio de perspectiva de ayer, vamos a conocer una técnica para que
cada vez que el pasado nos asalte por sorpresa, lo podamos controlar y cambiar
su perspectiva a nuestra voluntad. De esta manera, empezaremos a educar nuestra
mente para que sepa qué queremos hacer con esos pensamientos conflictivos.
1.- Primero vamos a recordar una
experiencia recurrente, que nos haya causado algún conflicto en nuestro pasado,
ya sea tristeza, coraje, desilusión, etc. Mientras la recordamos, trataremos de
vivir la experiencia como si la estuviéramos pasando en este momento. Nos meteremos
en la escena y veremos todo a través de nuestros propios ojos.
Nos daremos cuenta de los
sonidos, palabras, tono de voz, si la hay, quiénes están en la escena participando,
qué otras sensaciones tenemos, que tocamos, qué aromas hay, si estamos tomando
algo o comiendo, incluiremos todos los sentidos en nuestra experiencia recordada.
Nos fijaremos en si sentimos todavía el disgusto o el dolor del momento y cómo
es.
2.- Estamos en la escena, tomamos una
respiración y poco a poco daremos unos pasos fuera de la escena, como si nos
desdobláramos. Nos podemos para ahí y ver allí en la escena, sin embargo nuestro yo
actual, está fuera de la escena. Ahora imaginemos la escena donde estamos, en una pantalla. Mientras hacemos
esto, nuestras emociones no estarán involucradas.
Tú estás fuera de la escena,
simplemente como observador de un evento pasado.
3.- Sigues viendo la pantalla frente a ti
y poco a poco, la vas alejando de ti y se va haciendo más pequeña y más
pequeña. Los colores se funden unos con otros y las imágenes se hacen
imperceptibles. Y mientras se hace más pequeña la pantalla, te das cuenta que
las emociones negativas también han disminuido hasta desaparecer. Toma una
respiración y relájate.
4.- Ahora con este pedacito de pantalla
que redujiste, llévalo a donde quieras: lo puedes meter a tu archivo del pasado
bajo llave, o lo puedes llevar a una colina y enterrarlo, o depositarlo en el
cráter de un volcán, tú decides qué tan lejos lo depositas.
Con este ejercicio le enseñas
a tu mente lo que quieres pensar y lo que quieres recordar. Si en el futuro,
aparece este pensamiento, lo que tienes que hacer es: rápidamente, lo pones en
la pantalla y lo reduces, en instantes y lo regresas a donde estaba o lo llevas
a otro lugar más seguro. Termina con una respiración profunda.
Es importante que inicies el entrenamiento de darte cuenta qué
pensamientos tienes. Tu mente, cuando está ociosa, regresa a patrones
anteriores y repite lo mismo. Debes estar alerta, para que cada vez que suceda
eso, tú dirijas qué hacer con esos pensamientos para sentirte bien. Repetir
emociones negativas del pasado, ni te ayudan, ni te engrandecen, ni te motivan.
Enséñale a tu mente lo que quieres, hasta que se lo aprenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario