Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 19 de junio de 2022

¿CREES QUE EQUIVOCARTE ES FRACASAR?

 Sufrimos mucho cuando nos equivocamos. Nos han enseñado que quien comete un error, o un error tras otro, es un fracasado pero no es así.



 

Confundir error con fracaso nos traerá graves problemas. Hay un importante matiz entre un concepto y otro.

 

El error se concreta en una posibilidad de aprendizaje, de no volver por el camino que motivó la confusión. El error deja abierto un camino a través del cual volver a intentarlo.

 

El fracaso nos posiciona ante una pared. Nos dimos contra ella. Caímos en el abismo. No hay vuelta atrás, ni hacia delante. Anula las posibilidades de mejorar. 

 

Aprendemos con la dinámica del ensayo-error. La humanidad ha evolucionado con ese proceso de equivocaciones y logros.

 

Hay personas que no se permiten un error; personas a las cuales les han educado para el perfeccionismo, para la exigencia ante la duda, para la excelencia a ultranza. Pero esta polarización de la conducta coloca una losa sobre quien busca siempre el éxito a cualquier precio.

 

En este contexto, el que se equivoca mucho es un inútil y, en último término, un fracasado. 

 

Con el error puede tomarse decisiones equivocadas, pero también puede empezarse de nuevo. Con el fracaso, no. El fracaso imprime carácter y determina el futuro del fracasado condenándole a repetir lo mismo. A ser lo mismo.

 

      Cada error puede ser un reto, un desafío. El error es información sobre uno mismo. Nos sirve para entender cómo funcionamos. Nos lleva al autoconocimiento.


El fracaso es un invento que cargas sobre ti mismo para decirte que “no vales la pena”.

 

No se puede confundir error con fracaso. Empecemos de nuevo. El error no es más que el proceso natural de la evolución del ser humano. En definitiva, una posibilidad de avanzar. 

 

Siempre.

 

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