Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 8 de junio de 2013

EL AMOR ES LA RAZÓN ÚNICA



         Siempre he pensado que mi vida solamente se justifica desde el amor y que para eso he venido aquí. Sobre todo a AMAR. Me gustaría ser amada siempre y continuamente pero esa es una asignatura que no es mía, sino de otros, de aquellos que deban dirigir el amor hacia mí. Lo que de verdad me compete es cómo, de qué manera y en qué cantidad lo ejercito yo.
         Ayer, en una misa de funeral oí hablar del amor como el único examen que tendremos que pasar al final de la vida. Efectivamente es así. Hemos venido para amar y aprender a hacerlo sin ningún condicionamiento. Para querer y querer bien. En muchas ocasiones uno ama mucho y mal. Ese es el gran aprendizaje. Hacerlo bien.
         Podemos preguntarnos en qué consiste lo correcto de un buen amor. No es difícil reconocerlo. El amor que se regala sin pedir nada a cambio, el amor que cuida siempre, el que está atento para no quebrar, el que se entrega y regala, aquel que no necesita explicaciones porque todo lo sabe, todo lo entiende y todo lo trasciende. El que perdona y comienza de nuevo desde el punto cero, el que abraza sin rozar, el que pone sus manos en tu alma para que no tropieces, el que espera siempre, el que sonríe y el que acoge a cada momento.
         La vida sin amor no es vida. No somos nada sin él. Ni podemos regalarlo si no lo revertimos al interior para entregarlo grande y fuerte. Como una fuente inagotable de elixir debe manar incansable para saciar la sed propia y la de quienes tienen la suerte de beber de ella.
         El amor ha de envolvernos por completo…y dejar que todo lo que toquemos se convierta en él. Ser el rey Midas del cariño, el mago y el hechicero de la facultad de amar sin límites. El Edén frondoso de fragancias muticolores y aromas delicadísimos siempre dispuesto para ser gozado.
         Ojalá permitamos a nuestro corazón que se invada de amor siempre y a cada instante porque es la única razón que encuentro para seguir la vida y compartirla. Lo único que me impulsa a continuar con la emoción siempre a flor de piel como el mejor regalo que de mi misma puedo ofrecer.

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