Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 21 de julio de 2011

ENTENDER AL OTRO

Entender al otro siempre es difícil porque por mucho que creamos que podemos ponernos en su lugar, no es posible. Solamente llegamos a comprender cuando pasamos por lo mismo. Uno entiende a los padres cuando lo es. Entendemos al que es abandonado  por amor, cuando es el amor quien nos abandona a nosotros. Llegamos a saber lo que duele la mentira cuando nos mienten. Sabemos que es sentirse despreciado cuando nos desprecian y anulado cuando nos anulan. Hasta que la vivencia no es nuestra, lo único que podemos hacer es estar al lado del otro sosteniendo su pena con nuestro apoyo incondicional. Pretendemos comprender con la razón y ahí es precisamente donde fracasamos. La razón sigue categorías que nada tienen que ver con el sentimiento por lo que todo lo que está ligado a las emociones hay que separarlo del proceso mental. No podemos someter el amor, el odio, el éxito, el fracaso, la angustia, la euforia, la depresión o la ira, a los criterios mentales. De hacerlo así, se perderá en el camino la esencia de lo que exalta o degrada al espíritu y con ello, el goce o el dolor y el aprendizaje que cada uno lleva consigo.

            Sin embargo, hay una manera de acercarnos a quien sufre y es con el corazón.  El sufrimiento tiene que ser procesado por la persona para que lo asuma como crecimiento. No podemos evitar que aquellos a los que amamos pasen por ello porque deben pasar para seguir su camino. Lo que si podemos y debemos hacer es estar a su lado sin agobiar. Y agobiamos cuando contamos una y otra vez nuestra experiencia para que les sirva de ejemplo y eviten el sufrimiento. Nos equivocamos de nuevo. Nadie aprende sobre las palabras de otro, sino sobre la experiencia propia. Posiblemente, más que reiterar lo que sufrimos por nuestras equivocaciones y presentarles en bandeja el camino a seguir, lo que debemos proporcionar son herramientas que permitan al otro superar por si mismo lo que le duele en sus adentros. Y dejar…soltar…evitar la dependencia…respetar…entregar en libertad lo que desde solo la libertad es posible…EL AMOR. Lo mejor para entender al otro es amarlo…amarlo infinita y continuamente.

Dejemos que cada uno experimente sus errores, los sufra y se levante por encima de ellos. Siempre estaremos esperando que la persona vuelva a nosotros para solicitarnos lo que quisimos entregarle desde un principio: la experiencia propia; pero solo ahora será el momento de que la acepte, la contraste con la suya y logre crecer. Entonces y solo entonces estaremos en condiciones de entenderle.

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