Nadie puede evitar tener unas ideas propias, convicciones arraigadas o pensamientos concretos, que se han ido forjando desde la infancia, con los que interpretar el mundo.
Todo pasa por esos engranajes mentales que cada cual construye a lo largo de su biografía.
Tanto el amor como el odio colorean nuestra visión y nos apartan de la realidad.
Tu mente tiene unos patrones a los que intentará ajustar la situación. Pero no es ella. El desfase entre lo que es y lo que sueñas que debería ser, explica las frustraciones, los malestares y los desencuentros que sufrimos en las relaciones.
Proyectamos una idea de cómo nos gustaría que fuese la realidad desde la pantalla de nuestra mente. Comparamos y si al principio logramos hacer un símil de lo concreto que vemos, más tarde comenzará a no encajar.
Veamos estas breves palabras de Nasrudin.
La esposa de Mula Nasrudin, le decía:…”Ya no me amas como me amabas antes, cuando me cortejabas”. Mula Nasrudin dijo: …”Querida, no le debes dar mucha importancia a esas cosas; sólo eran la campaña publicitaria. Yo he olvidado lo que decías, olvida tú lo que decía yo. Ahora somos seres reales.”
¿Cómo puede alguien ajustarse a tu sueño?. Si amas a una persona, proyectas cosas que no existen. Si odias a una persona harás lo mismo.
Tanto si amas como si odias no podrás ver con claridad.
Ama lo real. Odia lo real. Para ello habrá primero que comprender y dejar las expectativas de lado.
Hazlo de forma incondicional. No esperes nada del amor. No esperes nada del odio. Simplemente ve la realidad del otro.
Déjalo ser.
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