Dos orillas
Nuestro
mundo no tiene orillas,
Aquí
mi lado disolviéndose en la esquina;
de
allá el tuyo, siendo mío a hurtadillas.
Desde
la frontera de mi cama
a
la aduana de tu vida,
solamente
hay un pago
que
los dos empeñamos cada día.
Desde
el límite profundo de tu alma
a
las gotas frescas de mi alegría,
cabe
el universo entero
con
el tiempo ilimitado,
sin
ser de noche, ni de día.
De
tu lado siempre amante,
Del
mío, pasión prohibida
Y
entre ambos, un río naciente
de
caricias tiernas,
de
susurros leves y locuras mías.
Desde
lo más oculto
que
nadie imaginaría,
te
rescata el amor mío
en
una batalla nunca perdida.
Y
derramo en tus labios
La
dulce savia mía
Ansiosa
del color de tu mirada
Pequeña,
dulce y tímida
o
inmensa e insaciable,
en
el ardor lujurioso de mi lascivia.
En
mi lado, tu huella
en
el tuyo, mi vida.
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