El erotismo
es una dulce senda que conquista los aspectos más fascinantes del sexo. Qué
duda cabe que es mucho más bello y envolvente lo que es sugerido a lo que es
evidente, al menos en el ritual de la seducción. Sin embargo, en ocasiones, el
erotismo se convierte en un arma peligrosa capaz de destruir la voluntad de cualquier persona y de llevarse por delante, las virtudes más elementales de un ser
humano, aún a pesar de sus mejores intenciones.
Veamos,
brevemente el argumento de esta antigua película que, sin duda, no nos dejará
indiferentes
Lolita es una película dirigida por Stanley Kubrick
en 1962, protagonizada
por Sue Lyon
y James Mason.
Está basada en la novela del mismo título de Vladimir Nabokov.
El
novelista
de mediana edad Humbert (James Mason) decide pasar
un verano en Ramsdale, New Hampshire,
antes de volver a su trabajo de profesor en otoño. Mientras está buscando
alguna casa donde alquilar una habitación, llega a casa de Charlotte Haze (Shelley Winters).
No le convence mucho alquilar la habitación allí, pero en el momento en que Charlotte
va a enseñarle el jardín, allí está la hija de Charlotte, Lolita (Sue Lyon),
una preciosa adolescente de 14 años, por la que Humbert se obsesiona
sexualmente.
Decide
alquilar la habitación en la casa, para estar cerca de Lolita. Charlotte se
enamora de Humbert, pero él piensa sólo en Lolita, quien por una parte le sigue
el juego y por otra le hace sufrir. Finalmente Humbert se casará con Charlotte
y así podrá estar siempre cerca de Lolita (…)
Este
film es toda una obra de arte en la expresión y el desarrollo de un brutal ritual,
de sometimiento pasional, al que puede verse dirigido el ser humano.
Orquestada
por una adolescente descarada e implacable, se dan cita, en esta película,
algunos de los temas más transcendentales de la vida: amor, sexo, muerte,
desesperación…Todo ello aderezado por el desasosiego de la pérdida de identidad
del protagonista a manos de una niña nada infantil.
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