Preguntarnos
esto es lo mismo que preguntar por nuestros sueños.
¿Qué
sueños tienes?¿Qué metas por cumplir?¿A quién por descubrir?¿Qué te gustaría
hacer?¿Te queda aún ganas de ser de otra forma?¿De vivir en otro sitio?¿De enamorarte
de nuevo?¿De tener hijos?¿De adoptarlos?¿De vivir una nueva etapa siendo el
protagonista? ¿De comenzar a cuidarte?¿De cambiar de ambientes?¿De mudar de
gentes?...¿De encontrarte a ti?.
No
se puede vivir sin ilusiones. Hay que buscarse una al menos. La que sea, la que
mueva nuestra pasión, la que nos impulse a luchar, a seguir, a refugiarnos
cuando todo va mal y a pensar que a pesar de lo que suceda, lo que anhelamos
está por pasar.
Vivir
instalados en la rutina tiene poco aliciente. La seguridad que da la comodidad
mata el entusiasmo.
Mientras
estemos aquí habrá algo por hacer, algo nos espera. Un montón de posibilidades
que abrazar y un sinfín de caminos por donde dirigir nuestros pasos.
Lo
importante es creernos capaces, saber que el mundo está ahí para nosotros y
percibir que aún pueden pasar cosas que nos den la vuelta a la vida.
Focalizar
la atención en el presente y dirigir el interés hacia un futuro posible, nos va
a asegurar un por qué para mirar cada situación de otra forma. En definitiva, a
nosotros nos esperan nuestros sueños dispuestos a hacerse realidad.
La
fantasía también sirve, siempre que la dejemos reposar en la cabeza y la sostengamos
con los pies en la tierra; pero no hay duda que nos ayuda a volar sin alas.
No
es poco.
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