Hay momentos
delicados, difíciles y de compleja solución. Hay personas cercanas a ti que a
veces pasan por esos momentos y la revolución de su vida la proyectan sobre
nosotros. Entonces, solo queremos ayudar y no sabemos cómo.
Las
soluciones, muchas veces, la mayoría no pasan por hablar, sino por actuar.
Hemos sido
educados en la cultura del diálogo…y yo me pregunto muchas veces si sirve de
algo en estos casos.
Cuando algo
de esto pasa, el que parece que escucha solo se defiende o pone una pared intraspasable
que no permite que nada le entre.
Se llega a
límites en los que la capacidad de movimiento es muy escasa y que nos queda una
simple rendija para seguir ligados a esa persona. Lo peor es la impotencia de
no saber qué camino es mejor.
Dice la
filosofía oriental que lo mejor en estos casos es pararse. Respirar profundo.
Invocar a nuestras fuerzas interiores y dejar que la respuesta llegue por sí
misma.
No hacer
nada es otra opción. La vida siempre resuelve pero cuando lo hace y, no hemos
intervenido nosotros, parece que de alguna forma se ha resuelto más drásticamente.
No es fácil
dar pasos en la oscuridad. Solamente la luz interior puede guiarnos si logramos
poner muchas dosis de paciencia y si sobre todo le añadimos el elemento de la
fortaleza.
Para mí,
siempre ha sido difícil ser fuerte con quien amo porque eso significa poner los
necesarios límites que me arrastran a quedarme detrás del confort que siempre
quiero darles.
Pero todo
llega. Pronto se confunde el cariño con la tontería y el abuso te aplasta sin
remedio en muy poco tiempo.
Nadie somos
tontos. Algunas veces nos lo hacemos. Otras lo permitimos equivocadamente, pero
no inconscientemente.
Y cuando
estamos en el centro del huracán llega un viento más fuerte aún y del golpe te
hace abrir los ojos aunque estés ya despierta y te arrastra de plano contra la
pared.
¡Zás! bofetada definitiva para que “te enteres”…
Y uno, a duras penas se quiere enterar… pero al final, se entera.
Solo queda
pulsar el “botón de hacer”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario