Las
meditaciones son muy interesantes. Hay muchas en la web aunque no todas causan
el mismo efecto.
Uno
puede meditar. Saber hacerlo o no saber por dónde empezar.
A
veces, solamente tratar de poner la mente en blanco y centrarnos en la
respiración nos acaba relajando. Otras, la loca de la casa salta de un
pensamiento a otro y nos es imposible entrar en el estado de serenidad
necesario para dormir o reequilibrar el cuerpo.
Hace
ya varios años, la librería virtual “El Jardín del Libro”, al realizar un
pedido me regaló una meditación que induce a la relajación inmediata.
Me
encantó el regalo; me gustó mucho la voz de la persona que narra y os puedo asegurar que la he empleado
en momentos muy malos, de preocupación, tensión o temor.
Durante
mucho tiempo, investigué quién podría ser la persona que de forma tan sencilla
nos hacía flotar con sus palabras. No había ninguna forma de averiguarlo pero
como en la vida, si deseas algo termina buscándote a ti. Ayer lo encontré.
Ha
sido un descubrimiento genial para mí, porque he podido comprobar que tiene
muchas más conferencias, charlas y videos que visionar.
¡Era
lo que quería! ¡Qué magnífico regalo de la casualidad! O tal vez no de ella…sino
de mi interés siempre activo por saber cómo conseguir alguna forma de
encontrarme con sus enseñanzas.
Se
llama Enrique Simo.
A pesar de que su voz no es absolutamente idéntica a la
grabación que yo tengo ( han pasado diez años de ella), su cadencia, los ritmos
fonéticos, las expresiones y hasta sus intervalos con silencios…son los mismos.
Pero sobre todo porque reconocí un concepto que repite en sus charlas, y
también en la que yo tengo: “El observador desapegado”.
Os
invito a escucharle. Para mí esa relajación fue un tesoro al que he recurrido
muchas veces.
Ayer
se me abrió la oportunidad de seguir escuchándole y relajándome con ello.
Es
un gran obsequio del destino.
¡Graciassss!
No hay comentarios:
Publicar un comentario