Hoy pensaba en el inminente cambio de ropa que estamos urgidos hacer ante la llegada de otra estación. Me preguntaba si realmente el tránsito de un periodo a otro supone una variación en nuestra forma de encarar en día a día y si la luz del sol tiene tanto poder como para arrastrarnos con su ausencia durante el invierno.
La llegada de otro tiempo, en el que la lluvia y el frío imponen su ley, recoge el corazón y nos invitan a invernar en su centro más profundo. Es momento de poner en práctica lo que vamos aprendiendo.
Cuando aludo al recogimiento del espíritu no puedo dejar de pensar en las basílicas románicas de la Edad Media y en el sentido intimista, casi limítrofe al temor incondicional y permanente, de sus interiores. Todo se reduce a la falta de luz. Es como si la ausencia de vanos y ventanas, la falta de vidrieras, que más tarde proliferarán en el gótico, transmutasen a los fieles a otra dimensión.
Sin duda, cuando se reduce la luz externa el corazón debe encender la propia para seguir alumbrando nuestro templo interior. Eso es lo que anuncia el otoño. La llegada de un tiempo próximo donde debemos recurrir a la claridad conseguida en el alma. Buscar en ella los resortes que servirán de anclajes en las tormentas. Y seguir adelante abriendo el camino con la lámpara de aceite que pende de la esperanza.
Ha comenzado a oscurecerse el cielo. No me causa temor porque solo anuncia la oportunidad de encontrar regocijo en la serenidad de saber que estamos preparados para un tiempo distinto y si no lo estamos, al menos, podremos mirar al infinito y sentir que su inmensidad responde a las preguntas que mantienen nuestros miedos, porque frente a él todo es pequeño y breve, todo transitorio y efímero.
Por eso voy dando ya la bienvenida al otoño sin la añoranza que en otros momentos no he podido dejar de sentir.
¡Feliz día!
Preciosa la imágen que has dejado en mi mente. Un espacio de recogimiento, con todos los mosaicos y cristales de colores que he construído a lo largo de mi experiencia. Evidentemente somos un Templo. Un beso enorme!!!
ResponderEliminarComo a mi no me gusta nada pasar calor le doy siempre la bienvenida al otoño, aunque claro que es cierto que un poco de tristeza se me cuela al dejar los dias luminosos del verano.
ResponderEliminarSaludos.
Podías quitar lo de " demuestra que no eres un robot" ?, porque realemente es un coñazo.
ResponderEliminargracias.
Gracias Xara y Ohma por los comentarios. ¿Podrías aclararme a qué te refieres Ohma con lo de "demuestra que no eres un robot?. Perdona no sé qué es.
ResponderEliminarCreo, que Ohma se refiere a el modo en que la página nos pide la clave para poder publicar los comentarios. Porque pide una clave que la mayoría de las veces es difícil de descifrar. Ahora además hay que añadir un número.
ResponderEliminarA mí también me sucede ésto, y es un poco pesadillo hasta que consigo "acertar". Saludos
Mis querida amigas qué fastidio, sí. Pero este sistema es de la misma página de bbloger y no puedo intervenir en esa configuración. Lamento que haya tantos inconvenientes para participar...!Asi sois tan pocas las valientes que pasáis por el clavario de hacerlo!!
ResponderEliminarMás gracias aún por ello!
Besos