Uno de los pasajes que más me gustan del “Principito”, el más jugoso de todo su contenido, el más delicioso en sus palabras es en el número XXI cuando aparece el personaje del zorro.
El principito le propone jugar con él porque se encuentra muy triste, a lo que el zorro le dice que no es posible porque no está “domesticado”.
Cualquiera pudiésemos pensar que el término conlleva sometimiento, pero no es así. Lo explica de una forma muy bella.
- “¿Qué significa domesticar?
- Es una cosa demasiado olvidada-dijo el zorro-. Significa “crear lazos”
- ¿Crear lazos?
- -Sí-dijo el zorro-. Para mi no eres todavía nada más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…” (pág. 68)
El zorro le sigue explicando que ha de acercarse poco a poco, sin apenas decir nada, pero cada día podrá sentarse un poco más cerca…y venir a la misma hora porque de ese modo puede preparar con antelación, su corazón para sentirse inquieto, agitado y feliz. Si viene a cualquier hora no sabrá cuándo prepararse para amar.
Crear lazos, complicidades y establecer ritos. Incluso, a veces, lenguajes íntimos que solo dos saben.
Feliz tarde.
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