Pretendemos lo grande, aspiramos a lo mayor, que nos parece lo mejor, sobrevaloramos a los que están arriba, miramos siempre a lo alto porque queremos contagiarnos de ello.
No logramos entender que lo sencillo es posiblemente lo más nuestro, lo más afín; que “lo bueno si breve dos veces bueno” y que mirar para abajo tiene muchas ventajas la mayoría de las veces.
Os dejo un pequeño fragmento de un cuento oriental que alude a esta especie de adoración por estar en lo más alto cuando deberíamos comenzar por lo cercano y más necesitado.
…”Un asceta meditaba profundamente en su cueva cuando se sintió molestado por un ratoncillo que se puso a roer sus ropas.
-Márchate estúpido -dijo el ermitaño-. ¿No ves que has interrumpido mi meditación?
-Es que tengo hambre -contestó el ratón.
-Llevaba más de treinta días de meditación buscando la unidad con Dios y me has hecho fracasar -se lamentó el ermitaño.
-¡Cómo buscas la unidad con Dios si no puedes siquiera sentirte unido a mí que sólo soy un simple ratón? -respondió el roedor.”
Definitivamente, no somos conscientes de que hay que empezar por quienes necesitan de nosotros y están a un suspiro de nuestra mano.
Ahí está la grandeza.
mm el ser humano siempre quiere ganar, de tener la presa mas grande, de ser siempre el mejor, mirando y aprendiendo del que esta mas arriba, pero se le olvida de los humildes primeros pasos que son fundamentales para no caer del pedestal.... osito presente, ojala estes muy bien! feliz dia, te cuidas!
ResponderEliminarSimon! Qué alegría verte por este lugar de reflexión compasiva. Tus comentarios siempre son esclarecedores. La bondad es un valor que aflora del corazón si dejas abierta la puerta de Lis sentimientos puros. Graciasssss por tu presencia.🌹
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