Pareciese una eternidad.
La casa vacía sin ese deambular lento, pautado y silencioso que invadía todas las estancias. Sin la mirada callada de tus ojos anaranjados. Sin el algodón de tu pelo cayendo despacio sobre las alfombras y sofás de toda la casa. Sin tu ronroneo escaso, pero delicado, rozando la piel de mis piernas cansadas.
Un año sin esperarme cuando llego, con el maullar casi imperceptible que desplegabas al parar el ascensor en la planta. Sin tu magia chispeante sobre la almohada. Sin el dormir velado sobre tu cama.
Todos se fueron yendo pausadamente, como caen los copos cuando comienza a nevar. Y tú, regazo infinito de paz, seguías conmigo en el vacío inmenso de mi corazón solitario.
No fue casualidad dormir tu sueño eterno el mismo día que yo nací.
¡Hoy siento tanta tristeza alegre por las dos!...
Allá en tu cielo, con tus patitas de nácar, volverás a acercarte hasta mi para apoyar tu dulce cabeza en mi añoranza. Y dormiré contigo soñando que estás aquí, una tarde más, jugando con las bolitas de papel que, rodando por el pasillo, salpicaban nuestra alegría.
Gracias por elegir tu día, mi mismo día.
Nunca se pueden olvidar
ResponderEliminarSiempre en nuestro corazón
Siempre!! imborrable recuerdo. Muchas gracias*
EliminarEl amor de las mascotas es mejor que el de muchas personas... Perderlo es muy doloroso. Gracias por esta dedicatoria ala gatita.
ResponderEliminarSon adorables! Gracias por comentar.
Eliminar