Cuando algo tiene poder sobre nosotros es porque se lo hemos concedido.
En algún momento, hemos puesto la llave de nuestro control en las manos de otro u otra cosa y eso es lo que sella su poder.
Cuando sucede con la infelicidad, el miedo o la tristeza que llega por una causa externa, debemos mirarlo de frente y hacer preguntas. Es la manera de soltarlo y de que regrese a nosotros el poder que creemos perdido.
Veamos este ejemplo, muy ilustrativo.
…” Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso. Pero la profesora insistió y le dio instrucciones para su batalla., Llegado el día, la estudiante estaba de pie a un lado y el miedo estaba a otro lado.
La guerrera se sentía muy pequeña y el miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas.
La joven guerrera se levantó, fue hacia el miedo, se postró tres veces ante él y le preguntó:
.-“ me das permiso para entrar en esta batalla contigo?”. El miedo dijo:
.- “Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso”. La joven guerrera volvió a preguntar:
.-“Cómo puedo derrotarte?”. Y el miedo replicó:
.-“Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara. Entonces te pones nerviosa y haces lo que te digo. Si no hicieses lo que te digo, no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo, incluso, convencerte con mis argumentos; pero si no haces lo que te digo, no tengo poder”.
(Libro: Cuando todo se derrumba. Pema Chödrön. Pág. 56)
Magnífico mensaje.
El poder del miedo es el escucharlo.
ResponderEliminarGran reflexión!
Sin duda!...si lo dejas pasar delante de ti, se irá tranquilamente. Gracias por participar.
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