Cada día me convenzo más de que
las teorías no valen de mucho. Racionalizan, nos animan a emplear la lógica,
estructuran y definen. Sin embargo, esto no es la acción. Sin experiencia no
hay resultados.
No lograremos nada si nos
ceñimos solamente al pensamiento. Podemos dar vueltas a una idea mil veces, ponerla
de todas las formas, dibujarla de todas las maneras, quitarnos el sueño, amargárnosla
vida…y en el fondo solamente será una idea, un pensamiento, aire en nuestra
cabeza, vacío o vaho que no moja.
El pensamiento sin la acción no
sirve de nada. Al revés, la acción sin el pensamiento, es sin duda peligrosa
pero al menos obtiene resultados, los que sean, buenos o malos.
Hemos venido a experimentar, sin
embargo nos escudamos tras la comodidad muchas veces; represente ésta la
felicidad o no.
Hay que probar. Ir a la fuente.
Tomar del pastel. Mancharnos de barro o comprobar la temperatura del agua. Que
no te lo digan, que lo sientas tú.
Aquí radica el verdadero sentido
de la vida y el de la búsqueda de la felicidad.
Veamos este breve relato Zen.
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“…Cierto día un monje muy
famoso por sus discursos, enseñanzas y sabiduría, había sido invitado a dar una
conferencia en una muy prestigiosa universidad de la india. La conferencia
tenía como tema principal "La búsqueda de la felicidad", como había
varios expositores previos, el curioso monje daba algunas vueltas por el salón
mientras los presentes, entre ellos periodistas, profesores y alumnos,
escuchaban atentamente el resto de la conferencia.
Como es obvio el curioso monje, siempre muy bien acompañado por su séquito, se dio una vuelta por el banquete que estaba preparado para los invitados para cuando se culminaran las conferencias.
De pronto el monje oye el llamado de su nombre ya que era su turno de exponer. Todos estaban ansiosos y motivados a escuchar las palabras del monje. El presentador dice: "El monje expondrá, en esta conferencia sobre "la búsqueda de la felicidad", el tema: "De que trata la vida".
Acto seguido, el monje sube al púlpito, mira a todos, mientras todos estaban atentos y jubilosos. El monje los miraba atentamente, sorprendido y les preguntó: Con tantos dulces ricos y esos deliciosos jugos y té que tienen en el banquete... Porqué están allí sentados?, soltando una carcajada inmediatamente el monje bajo del púlpito y se dirigió al banquete para terminarse su té.
Nota:
Pues de eso precisamente se trata la vida: de hacer las cosas, no de esperar que alguien te diga que hacer. De disfrutar sin que alguien te diga que puedes o que no puedes disfrutar. De no vivir bajo preceptos establecidos ni bajo reglas obsoletas. La vida se trata de vivir. Es algo más de práctica que de teorías.
Como es obvio el curioso monje, siempre muy bien acompañado por su séquito, se dio una vuelta por el banquete que estaba preparado para los invitados para cuando se culminaran las conferencias.
De pronto el monje oye el llamado de su nombre ya que era su turno de exponer. Todos estaban ansiosos y motivados a escuchar las palabras del monje. El presentador dice: "El monje expondrá, en esta conferencia sobre "la búsqueda de la felicidad", el tema: "De que trata la vida".
Acto seguido, el monje sube al púlpito, mira a todos, mientras todos estaban atentos y jubilosos. El monje los miraba atentamente, sorprendido y les preguntó: Con tantos dulces ricos y esos deliciosos jugos y té que tienen en el banquete... Porqué están allí sentados?, soltando una carcajada inmediatamente el monje bajo del púlpito y se dirigió al banquete para terminarse su té.
Nota:
Pues de eso precisamente se trata la vida: de hacer las cosas, no de esperar que alguien te diga que hacer. De disfrutar sin que alguien te diga que puedes o que no puedes disfrutar. De no vivir bajo preceptos establecidos ni bajo reglas obsoletas. La vida se trata de vivir. Es algo más de práctica que de teorías.
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