Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 9 de enero de 2015

PARA SIEMPRE



Hoy hemos debatido en clase sobre el amor. El amor presente, el ausente, el eterno, el esporádico, el arrebatador, el pasional, el lujurioso, el tierno, el misterioso… calificativos y más calificativos que se suceden en cascada en los cuales se escapa la esencia verdadera de este estado mental y espiritual que lo invade todo.

Nos cuestionábamos si se debe buscar una persona “ que llene tu vida”, si la llave de la felicidad debemos ponerla en otras manos, si el amor controla y posee o si simplemente puede desarrollarse en libertad.

Reflexionamos sobre encontrar una fórmula ajustada a la felicidad de la pareja. Si realmente el contrato del matrimonio es la tumba del amor y si en realidad puede existir un amor para toda la vida.

Dábamos otros nombres muy diferentes a los lazos que se establecen en una relación. Diferenciábamos, si es que es posible, entre “querer”  y “amar” e incluso se habló de las etapas del enamoramiento.

El texto que debatimos aludía a la importancia de poder decir tanto “te amo”,  como “me voy” y a la igualdad que estas dos acciones deberían de poner en la balanza del afecto. 

Alguien habló de “duelo” en relación a las separaciones y a la realidad evidente de que en una relación amorosa, uno siempre quiere más que otro. Es muy complicado sentir lo mismo y mucho más saber que es así y expresarlo de igual modo.

Nada ni nadie nos produce el mismo efecto afectivo. Ni siquiera los hijos se igualan en ello. 

Por último, alguien preguntó: ¿Acaso es más verdadero el amor bajo contrato que el amor libre?  Y ¿el amor gozado que el amor soñado?. ¿Hay una medida que pueda aplicarse?¿Es el amor un solitario avocado a la unidad por siempre? ¿ Podemos saber si el otro nos ama en su interior como lo hacemos nosotros?.

Posiblemente ni siquiera importen estas cuestiones. Uno está acompañado por mucha gente. Poca se puede colar hasta dentro y ninguna vivir por nosotros lo que experimentamos en cada momento. Por eso de nada valen los consejos, las críticas, las valoraciones o las murmuraciones. 

Nadie va a saber lo que sentimos y cómo lo sentimos nunca. Ni siquiera la otra parte de la relación. Pero esta soledad siempre se compensa con el torrente de espontaneidad con el cual, quien nos ama, nos hace el mejor regalo a cada instante. Y si no es así…tal vez no nos amen…posiblemente, nos quieran; que no es poco.


2 comentarios:

  1. Un tema profundamente humano y difícil de definir.

    Creo que quien ama de verdad pasa por encima de cualquier condición; si se queda en el camino, simplemente ha confundido los términos de la relación.

    La pasión por ej. puede confundirse con amor y fíjate que es solo un ingrediente adicional, clave, importante, pero definitivamente secundario a la hora de amar de verdad.

    "hablando de amor, es como se aprende a mentir" refunfuña el Marqués que hoy sufre por una decepción.

    Si es posible, le replico, pero quien miente a otro se miente a si mismo, de allí tu decepción.

    Humm....(murmura para si )

    Saludos.

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  2. Me ha gustado la reflexión, pero sobre todo la parte que trata de la mentira. Efectivamente, "quien miente, se miente a sí mismo"...me parece perfecto!***

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