Me
resbalo por el filo
de
las dos caras de tu luna.
Llego
lenta hasta tu oído
y
te susurro cantares
de
amores viejos
con
sabor a miel y a tomillo.
Me
rozo leve en tu espalda
Suave
y brillante, como seda fina
Al
ritmo de mis labios locos y mis latidos
Y
tú, soñador de nubes
das otra vuelta dormido
sin
saber que estoy trás de ti
haciéndote
carantoñas y mimos.
Estás
jugando en el otro lado de tu luna
Mientras
en éste, yo me he dormido.
Y
te llamo desde mi sueño,
¡Ven
conmigo amor mío!
Y
no responde más que el silencio
De
tu sueño de caramelo y menta
De
nata y fresa y de tiempos perdidos.
Los
dos estamos vivos
en
el silencio amargo del olvido
y
parecemos muertos vivientes
que
alargan sus manos sin tocarse nunca
porque
tu luna ya se ha metido.
En
aquella nube que tapa
el
cielo de tus recuerdos vivos
Esperan
mis suspiros
Para
decirte algún día,
Cuando
te encuentre al otro lado
Que
ya era tuya
antes de haber nacido.
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