Todo
el universo se confabula contigo cuando quieres algo. Cuando de verdad, desde
dentro, anhelas estar en sintonía con lo que te gustaría ser, estar, disfrutar,
deleitarte, pasar junto a…
Cuando
quieres algo, tu corazón lo sabe antes que tú. Ya está instalado en él, ya ha
trazado el camino de la intención para que llegue a ti o tú a ello. No lo sabes
pero lo quieres. No lo sabes pero todo se dispone para que lo alcances o ello
te elija a ti.
A
veces, este proceso es inconsciente. Más tarde, un día, nos damos cuenta que
aquello que vemos, que aquello que ha llegado a nosotros por mil caminos
diferentes, es lo que queremos, lo que nos hace sentir bien, lo que nos
prolonga la ilusión, lo que nos equilibra y nos da fuerza, lo que nos enlaza
con esa parte de “lo otro” de la cual participamos por ser los “mismos átomos”
ordenados de forma distinta.
Cuando
tu pasión se declara ante tus ojos, síguela, intégrala a tu vida, intuye su
bienestar, déjate resbalar por ella, haz suave tu vida e inunda tu mundo con
millones de colores que pasan a través de una sola luz blanca.
Sé
uno con lo que has descubierto que te mejora.
“Que
lo que amas te sume siempre. Que lo que deseas, te mejore repetidamente. Que lo
que anhelas haga de ti un ser magníficamente único que cree abundancia en todo
aquello que toque. Que seas un espíritu latiendo dentro de un alma irrepetible
por su bondad y compasión.
Que
creas en ti para crear lo mejor para ti.
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