“Hola me llamo Genma y mi madre tiene
Alzheimer”.
Así
empiezan en las películas americanas las reuniones de las terapias de grupos. En
definitiva, tener un familiar con esta enfermedad es tan problemático y tan necesario de terapia como cualquier
otro problema: drogas, adicciones….
Cualquiera
que conozca en su entorno alguien con esta dolencia sabe, o por lo menos intuye,
que es algo difícil y duro. Pero la realidad como siempre supera la ficción.
Sólo
los que sufren en carne propia este infierno conocen la lucha, la energía y el
valor que hace falta para convivir día a día con un mal como éste.
El
problema con que nos encontramos, los de una determinada generación, por lo
menos creo yo, es el exceso de responsabilidad. Recuerdo a mi madre siempre
diciendo:-en la vida hay que ser responsable y trabajador. Tú sé responsable.
En ese alarde de excesiva responsabilidad nos
volcamos tanto en el cuidado de nuestros enfermos y de tal manera que olvidamos
nuestras vidas, poniéndolas incluso en riesgo. Ellos nos necesitan, por
supuesto, pero nos necesitan sanos totalmente. Nos necesitan felices, dándolo
todo, a su lado, pero cuidándonos y queriéndonos tanto como a ellos.
De
ahí que hoy quiera hablar de la importancia de que los familiares acudan a las
asociaciones en busca todo tipo de ayudas. Allí recogerán experiencias, podrán
recibir terapia y recurrir a todo lo que necesiten cuando lo necesiten.
La
linterna de la experiencia sólo alumbra a quien la lleva puesta y los que ya
pasaron por esos duros momentos pueden, y seguramente estarán encantados, compartir
con otros lo que a ellos les ha ayudado.
Nadie
somos héroes y desde luego todo queremos lo mismo, que nuestros familiares sean
felices y nosotros podamos hacer por ellos lo que podamos y lo mejor que seamos
capaces de hacerlo.
La
vida es dura; un trago difícil. Nadie que dijo fuera fácil, pero ante todo hay
que buscar apoyo, dejarse ayudar y aferrarse a todo lo bueno posible para hacer
este infierno algo más llevadero si cabe.
Yo
no soy ninguna experta, ni mucho menos, pero sólo sé que no sé nada y creo que de
ahí debemos partir para comenzar a aprender, que en definitiva es de lo que se
trata en esta vida, de ser aprendices de sabios felices.
Como
resumen decir que el cariño y el amor a nuestros familiares no deben llevarnos
a perdernos en un bosque de oscuridad que no nos deje ver nuestra propia luz.
Siempre hay que seguir y buscar vías de
escape para intentar lograr llegar a la meta.
GENMA
ALONSO MARTÍNEZ
Blog:
http://entresedayacero.blogspot.com.es/
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