Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 28 de abril de 2013

HABLAR Y CONVENCER



No me gustan los que venden bien, tal vez porque soy muy fácil de convencer y en todo presupongo una bondad que en muchas ocasiones, solamente existe en los ojos con los que miro. 
         Cuando alguien me viene a vender algo, a veces, la mayoría, se me representa más la persona, y sus circunstancias, que el objeto que me quiere vender. En muchas ocasiones, veo una venta de sí mismos antes que de aquello que ofrecen, y me llega tan directamente al corazón los motivos profundos de su empeño, que compro con los ojos cerrados y sabiendo que lo que adquiero quedará olvidado para siempre en un cajón de cualquier armario.
         En esto me pasa como en las limosnas. No me interesa en qué las emplean. Muchas personas están empeñadas en que aquellos que piden deben utilizar bien el dinero o la dádiva que reciben, no en función de su necesidad, sino en relación con el hecho de no malgastar lo que a otros les sobra.  Me perece mezquino y zafio  querer manipular las migajas que damos.
         El concepto de necesidad es tan curioso que merece que nos detengamos a revisarlo. Hay necesidades materiales que responden a urgencias vitales de primer uso. Hay necesidades del alma que igualmente indican que sin aquello que necesitamos vamos a deslizarnos pendiente abajo sin remedio y que a caernos al fondo del abismo rompiéndonos en mil pedazos. 
No sé por qué las necesidades del cuerpo provocan tanta inmediatez en los demás y, sin embargo, las del alma casi parecen rozar la ñoñería para quienes las observan. Esta razón sin duda, es la que nos hace ocultarlas por miedo al ridículo. Una burla grotesca que debería avergonzar al que la juzga y no a quien la padece.
Me gustaría ser inmensamente rica en regalos y dones para sanar el alma de otros, para sofocar las penas y remediar la sed de paz. Si pudiese hacerlo así, iría saludando cada mañana a los demás a la vez que tomaría un pedacito de felicidad, de una ración infinita, inagotable y llena de frescura, para colocarla prendida de cada corazón como un broche luminoso que indicase que bajo aquella piel seguía latiendo la esperanza.
No quiero hablar y convencer. Quiero actuar y persuadir de que las palabras se las lleva el viento, mientras que las obras son la expresión más pura del amor verdadero.
Por eso, no quiero nunca dejar de regalar chispitas de luz capaces de prender la vela de los demás.

2 comentarios:

  1. Estoy convencido desde cuando te conozco que la cualidad mas hermosa que adorna tu alma es la generocidad con que nos obsequias cada dia, no con las sobras de tu inspiración sino con las mas preciadas perlas de tu sabiduría que derramas generosa sobre todos sin esperar nada a cambio.

    Siempre me he quedado corto en elogios que no necesitas ni esperas, siempre te veré como una fuente inagotable de la mas pura inspiración.

    ...!

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  2. Me quedo sin palabras ante tu admiración hacia mí y puedo asegurarte que es un placer inmenso recibirlas siempre!!***

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