Todo
aquello que hacemos y lo que dejamos por hacer forma parte de una corriente de
vida que no se detiene. Como el agua de un río, fluye corriente abajo
impidiendo el arrepentimiento de aquello que quedó sin experimentar. Nada puede
volveré a vivirse, nada de igual forma. Ni siquiera repitiendo las mismas
circunstancias, con las mismas personas, en idénticos lugares, podremos recrear
lo que hubo. Ni que decir tiene aquello
que uno no se atrevió a vivir.
Lo no
vivido, lo que se evitó, aquello que no se produjo por miedo, por indecisión o
por excesivo celo quedó suspendido en una expectativa nunca resuelta que puede
pesarnos algún día. La ausencia de vivencia es lo que produce un dolor más
fuerte. Arrepentirnos de lo no hecho quema por dentro. No hay que tener miedo a
equivocarse porque cometer errores es la mejor escuela para aprender con
rapidez y de forma directa.
Nadie
solemos aprender con las palabras de otro o incluso diría que con el ejemplo.
Efectivamente son ponderables. Sin lugar a dudas, rodearnos de personas sabias
siempre ayuda; y por sabio entiendo quién ha interiorizado las experiencias y
extraído de ellas algo que le mejore y le haga más digno y bondadoso, más amable
y compasivo. Pero no creo que la experiencia de otro nos sirva hasta que no
hayamos tenido la nuestra propia.
Como el
río camina hacia abajo, siempre con agua renovada, así se presentan nuestros
días, nunca iguales aún en su rutina, siempre diversos y fugaces en sí mismos.
Las horas
que pasan, los minutos, los segundos e incluso este instante en el que leemos esto,
es un único y fugaz momento que pasará para no volver.
Queremos
acelerar el tiempo, creemos ampliarle con la prisa y jugamos a inventar horas
que no existen a base de correr incansablemente, pero mejor que todo eso es
vivir intensamente cada momento, experimentar vivencias que nos completen,
mejoren o estimulen y sobre todo, tener presente que cada minuto tiene una
magia en sí mismo imposible de eludir: la de ser único en ese caminar
implacable, de todos nosotros, hacia la puerta de salida de esta existencia
terrenal.
...soñar en lo que pudo haber sido y no fué....es un extraño placer que nubla la imaginación y los sentidos.
ResponderEliminarEn mis sueños recorro el rio en sentido contrario a su corriente buscando el remolino que truncó mis anhelos.
Si el destino se construye...quiciera despertar mas allá del rio que fluye.
...!
Estimado amigo anónimo...¿Has ecrito poemas alguna vez?¿Nos puedes deleitar con alguno?...tus palabras son una bella prosa poética repleta de mensaje.
ResponderEliminarGracias por seguir estando aqui.***