Muchas veces no somos lo que parecemos. Incluso somos radicalmente distintos a lo que manifestamos. El reflejo del alma, se ha dicho siempre, está en los ojos. Es muy importante la mirada. Su limpieza, su transparencia y su frescor. Estas cualidades, que se dan en gradaciones distintas según el ánima que nos impulsa a cada paso por la vida, deben guiarnos mejor que ninguna otra cosa para conocer a una persona.
Posiblemente, una de los errores que más nos daña es sentir el engaño de las apariencias en personas que estimamos. Si hemos llegado a quererlas hemos empeñado ya parte de nuestro afecto en rendir tributo a lo que nos une a ese ser y no queremos sentirnos defraudados.
Hablábamos de las expectativas que cada uno tenemos con respecto al otro, en días anteriores. Esperanzas que a veces nacen de nuestros propios deseos de verlo así y que en multitud de casos nada tienen que ver con lo que la persona es realmente. Otras veces nos auto engañamos cuando hemos invertido tiempo, afectos e ilusiones en demasía en un proyecto de relación que se nos muestra claramente imposible. Pero aún así, preferimos fingir que “no vemos”, para no sentir el dolor de encarar realmente lo que cada uno es.
Lo que se lleva dentro, por mucho que tratemos de manipularlo, por expertos magos del ilusionismo que seamos, por más que nos empeñemos, siempre nos delata. Con el tiempo, con la palabra, con los gestos, con las actitudes y con esa mirada imposible de distorsionar donde se nos muestra el verdadero ser y sentir de los demás sin posibilidad de escondites.
Debemos estar atentos a las caricias que los ojos del resto dejan resbalar por nuestro ser. Atentos al alma que sale por los poros de la sonrisa. Atentos al susurro de las palabras que se escapan al control de la razón. Atentos para saber realmente a quien tenemos delante y al menos, si decidimos afrontar la aventura de entregarle nuestra confianza, que el riesgo que conlleva sea haga de forma consciente y absolutamente libre.
Nadie puede ocultar el rostro de su alma por más tiempo del que dura una mirada al fondo de su bondad. Lo que llevamos dentro tiene un particular aroma que se encarga, por sí solo, de acercarnos a los demás o de alejarnos de ellos.
Nosotros mismos somos el resultado de muchos esfuerzos por crecer, que sin duda llevamos dentro, y que se escapan, como humo entre las manos, cuando es otro quien logra mirarnos más allá de lo que parecemos. Devolvámosles la mirada limpia con la única intención de mostrarnos tal cual somos. No tenemos más opción. Al final, todo se descubre.
Es muy complicado, centrar lo que se lleva dentro, solo en dos ventantas. El cuerpo entero habla de nuestro interior, y los ojos, la mirada, traducen las emociones. Esa limpieza y claridad de la que hablas, mantenida en el tiempo, indica un ser íntegro que tiene todas sus partes aceptadas.
ResponderEliminarPero vivimos en un mundo complejo por la separatividad de sus partes y ahí es donde más fácilmente nos perdemos. Un@, se puede encontrar con la mirada del otr@, con la piel, con la palabra en una misma frecuencia vibratoria..., en todos los sentidos, y en en ninguno. Por eso es importante la educación, porque el respeto a los sentidos ajenos es la base de una comunidad que camina hacia su evolución.
Perdón si me desvío un poco. Entro y salgo de experiencias internas a visiones externas de comportamiento. Ese es ahora para mí el mundo, el cielo y la tierra.
Un beso
Xara
Me quedo con este párrafo de tu reflexión, Flor y Nata, porque me parece que es muy importante:
ResponderEliminar" Debemos estar atentos a las caricias que los ojos del resto dejan resbalar por nuestro ser. Atentos al alma que sale por los poros de la sonrisa. Atentos al susurro de las palabras que se escapan al control de la razón. Atentos para saber realmente a quien tenemos delante y al menos, si decidimos afrontar la aventura de entregarle nuestra confianza, que el riesgo que conlleva sea haga de forma consciente y absolutamente libre"
Xara
EliminarGracias por las intervenciones...efectivamente el respeto a los sentidos y la atención a ellos es fundamental porque el cuerpo es el templo de nuestra alma y los sentidos su traductor.
EliminarBesos
Será que los ciegos, que los hay del alma, pueden amar con solo "ver" al otro sin sentirlo? amo las estrellas sin haber sentido su calor milenario e insondable y amo al aterno solo porque veo su obra....me he enamorado de la vida...me he enamorado de la flor lejana y no la veo sino con los ojos de la imaginación..!
ResponderEliminarFlor y Nata....tus palabras resuenan tan cerca como las estrellas que están al alcance de mis ojos..!
Acabo de descubrir cómo dejar el anonimato..., esto es una prueba. Aprovecho para agradecerte Flor y Nata esta última reflexión, que (para mí) viene a colación de un sentimiento de dolor y rencor que me estaba acompañando sin yo quererlo. No sé si ha quedado resuelto, pero tus palabras dan la mano a una reflexión más profunda que estaba necesitando.Gracias.
ResponderEliminarBesitos
He respondido a cada intervención y no puedo verlo ahora...no sé que pasa en el blog a veces... intentaré resumeir de nuevo lo que os quería decir a cada uno.
ResponderEliminarEl respeto a los sentidos y la atención a ellos es importantísima. No olvidemos que el cuerpo es el templo del alma y los sentidos, sus traductores. Un intuye que haalgo más que lo que ve, huele, toca, escucha, dice...precisamente porque a tarvés de todoo ello vibra el interior y se manifiesta.
...Quiero ver tus ojos, tocar tu piel, sentir tu aroma, besar tu piel, acariciar tus mejillas...quiero tenerlo todo porque a través de ello llego también a las estrellas que compartimos...
Que nada se nos escape en las sensaciones!!...lo que se intuye sin palabras, lo que nos llega aún sin miradas, lo que nos produce el otro...aún sin la presencia...esa es su esencia más pura, la que penetra en nuestro inetrior y se desliza hasta nuestra alma para tocarla suavemente...
El viento suave viaja....lleva el aroma de las flores que se abren al sol que compartimos y el astro rey ilumina y da calor sin saberlo, porque esquivamos su fulgor inquisidor que quiere descubrir...que compartimos un mismo aliento...que el viento lleva hacia ti. Que gran misterio anima los sentidos que son cómplices de las sensaciones que soñamos? será que al despertar esta realidad era soñada? Será que al abrir los ojos el espejismo de mi mente me ha engañado? No quiero despertar...quiero mecerme por siempre en este ensueño silencioso..!
ResponderEliminarQué complicidad lleva tras de sí el silencio...lo dice todo aún sin decir nada!!...es él quien nos mece en los sueños y nos canta una nana...arropados en tiernos alientos, soñamos que soñamos despiertos!
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