Todo en la vida requiere un equilibrio. De hecho, cuando este equilibrio se extrapola, el propio suceder de los acontecimientos nos lleva de nuevo al punto de moderación sostenida. Y es bueno que sea así, aunque se pierda el ardor que acompaña a las emociones extremas cuando pueden ser calificadas de deseables.
Me he dado cuenta de que la decepción llega y acompañándola, siempre, está la frustración del “inversor”, es decir, de aquel que ha empeñado su interés, su esfuerzo, su trabajo o su sentimiento en un proyecto que después no consigue.
Ha empleado energía suficiente para mover montañas y sin embargo, a pesar de los esfuerzos, se van acumulando las pequeñas derrotas cotidianas con las que comienza a sentir el fondo de su inversión. Por ello, muchas veces, nos empeñamos en negar lo evidente e insistimos en poder con lo que ya no nos sostiene. Nos duele perder lo invertido y aún más nos punza el pensar que nos hemos equivocado.
Sin duda, lo que falla no son las circunstancias, ni las personas, ni el azar, ni la suerte. No fuimos capaces de ajustar las expectativas cuando la emoción estaba al borde de la explosión. No se equivocan los demás. Nos equivocamos nosotros. No fallan los otros. Nos fallamos a nosotros mismos por imaginar una realidad que solo existe en nuestra mente. No podemos culpar al otro de no encajar con la idea mágica que nos hemos hecho de él. Porque esa idea, en definitiva, solo es nuestra y en muy pocas ocasiones es coincidente con el modelo que nos sirvió de inspiración.
No hay culpables en nuestros fracasos. No hay posibilidad de convertir en reos a los que creemos que nos fallan. Ellos son como son y no van a cambiar. Ni deben hacerlo por otra persona. No hay posibilidad de acomodar a los demás como si fuesen látex para ceñirlos a nuestros gustos. Ni intentarlo siquiera es una buena idea. Cada cual se acomoda en el rincón de su alma; aquel que conoce, que le gusta y que le es afín. Podemos, a los sumo, respetar su forma de ser y sentir… y con el tiempo aspirar a aprender a convivir con ella, siempre que creamos que merece la pena. Si apreciamos que no es así, lo mejor es alejarnos del mismo camino para que no suceda ninguna catástrofe.
Las emociones extremas nos confunden. Nos elevan a la cúspide de la pasión, el desasosiego e incluso la intranquilidad que damos por buenas en orden proporcional a su intensidad. Si sufro mucho por una persona…quiere decir que amo mucho a dicho ser. Nueva confusión y error terrible de apreciación. Si amo mucho, debo gozar mucho de ese bello sentimiento que nada tiene que ver, en muchas ocasiones, con el asalto de adrenalina que recorre nuestras venas cuando el destello de la pasión se aferra a ellas.
Me quedo con el equilibrio ponderado en cualquier caso, como también me quedo con la fidelidad a mi misma y la ausencia de inculpados en mis propias batallas personales.
Quiero pensar..digo...soñar que soy coherente con mis sentimientos quizá porque no quiero admitir que me he equivocado....que he dejado volar la imaginación mas allá del límite permitido por la ilusión; cuando pienso en lo que pudo ser y no és....es cuando admito que soñé y en ese instante quiciera que el sueño siguiera en la vida real. Tus palabras son como la música que me lleva de viaje al infinito.
ResponderEliminarUn abrazo....
Estoy en absoluta sintonía con lo que dices amigo mío!!...es así...tan cierto como el dolor que nos provoca habernos equivocado precisamente en los sentimientos. Es algo tan sutil...que seguro haríamos cualquier cosa por rectificar y volver al punto de inicio para actuar de otra forma. En definitiva es el precio del aprendizaje.
ResponderEliminarTus palabras finales me llegan...tanto! Gracias de nuevo.
Tiernos Abrazos
Gracias por tu respuesta...te confieso que nunca me arrepentiré de haber soñado...de seguir soñando..porque esperaré despertar para contemplar que mi sueño es realidad.
EliminarUn abrazo cariñoso...! ...desde el otro lado del mar..!
El trabajo en común, suele dar por regla general muy buenos frutos, mucho más que el trabajo individual. Pero cierto es que para ello hay que dejar de proyectar en los demás nuestras expectativas, porque eso crea exigencias subliminares que nada facilitan la convivencia . No es fácil, porque las expectativas las crea el ego, y en el ambiente que nos desarrollamos suele haber mucho de ésto, depende todo ello de un ego dispuesto a trabajar en servicio de una causa mayor que él.
ResponderEliminarElegir qué es lo mejor para el proyecto con la premisa de que el error es posible y muchas, muchas veces, necesario.
Los proyectos en común funcionan, de lo contrario jamás hubiéramos conocido la navegación, a pesar de las historias de relaciones personales que habran quedado frustradas en el camino.
Un beso
Xara
Esta anterior es mi explicación científica de los hechos. Pero hay un poso duro emocional que de disolverse en el perdón habrá de hacerlo siempre desde la propia rectificación y reconocimiento de los propios errores. Las heridas, como siempre, me hacen creer que soy víctima inocentes y vulnerable, de ahí que salgan tantos verdugos potenciales a mi alrededor.
ResponderEliminarTodo conforma, como estás diciendo, parte del proceso de aprendizaje.
Ójala de igual a igual, el respeto sea siempre una llave que proteja la casa grande de nuestras emociones.
Xara
Xara
El victimismo debe quedar fuera de las justificaciones a las que uno mismo apela para sentirse mejor o para reclamar la atención y el afecto que nunca se logran de ese modo. Los otros tienen sus razones que nuestra lógica puede no entender pero en cualquier caso, si podemos respetarlas aunque seamos incapaces de asumirlas.
ResponderEliminarSolo somos dueños de nosotros mismos.
Un abrazo
No me quedo conforme con esta explicación, porqué mi actitud defensiva posterior al daño es una justificacióm y la de los "otros" son llamadas razones que mi lógica no puede entender.
EliminarCreo que ponerse siempre en lado del comprensivo que no entiende pero acepta, no es tan saludable. También es necesario saber dónde los "otros" traspasaron sus límetes, pero sus razones no siempre me importan.Lo que sí me importa es saber por qué fisura se colaron o dónde cedí mi poder al "otro".
Insisto, cuando hay respeto, las expectativas son solamente un obstáculo que puede salvarse entre todos.
Un beso
Xara
Considerando que solo "somos" en relacion y que he cometido innumerables equivocaciones en este camino maravilloso,
ResponderEliminarNo puedo sino, aplicar una buena dosis de empatia y deportividad para con mis semejantes.
Un abrazo
Esta vision no impide diferenciar luces y sombras, pero si resulta util para seguir el propio camino de meditacion y honestidad.
Parece que la conexion espiritual nos vuelve algo mas frios, quizas es otra forma de sentir, en un plano diferente....aunque no menos intensa.
Un abrazo
Efectivamente la distancia que se consigue con la meditación y la reflexión espeiritual nos situa en un plano distinto. No es frío...sino tal vez más ecuánime, ´desvestido de la parafernalia de las apariencias...y es ahí donde de verdad podemos sentirnos unidos con el resto de las almas...al desnudo. Un abrazo
ResponderEliminar