Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 24 de febrero de 2016

EN LAS CORTAS DISTANCIAS...



En las cortas distancias es dónde uno gana o pierde. Estar cerca, notar el aliento, rozar el pensamiento…es lo que nos hace conocer al otro y conocernos.

          Nos parece que cualquier tiempo pasado fue mejor. La mente procura obviar lo malo. Los pasajes desagradables, los desencuentros, las impresiones equívocas y hasta las razones más insidiosas por las que estamos en el punto que estamos. Nos defiende del dolor, en definitiva y abre, a través del recuerdo, una vía a la esperanza.

Muchas veces, esto equivoca. Es mejor no recordar el placer en el tiempo del dolor porque generalmente nos quedamos pegados a una realidad que ya no existe.

Los comienzos, en una relación, son siempre deliciosos, incluso cuando las situaciones son adversas. Y lo son porque estamos abiertos a todo, con ganas de recibir cualquier cosa, con la expectativa puesta en el otro de encontrar un rasgo nuestro y de nuestro agrado a cualquier precio.

Más tarde. La realidad se va imponiendo. Nos acercamos, vemos más y mejor y empezamos a encontrar los puntos de fricción cuanto más cerca estamos.

En las distancias cortas uno se la juega. Entonces nos quedamos solos y desnudos. En esos momentos la verdad se impone y nos sirve escapar por la puerta de atrás, ni hacer dulce lo amargo.

No hay que juzgar rápidamente. Hay que esperar a acercarse. Lo que nos gusta de la otra persona también se mezcla con lo que nos va a disgustar. La balanza decidirá lo que tiene más peso, lo que es más afín a lo nuestro, lo que, tarde o temprano, prevalecerá.

Nadie somos iguales detrás de las paredes. Nos teníamos que conocer así. En vivo y en directo. Sin sonrisas de ocasión ni bondades de temporada.

Nos teníamos que ver en tiempo de rebajas cuando los saldos se muestran revueltos entre lo que en su día estaba en plena moda.
Las distancias cortas son las que deciden. 

Lo que ahí veas, escuches y sientas tenlo en cuenta porque, sin duda, es una pequeña muestra de lo que sucederá más tarde.
Al menos, si nos damos contra la pared que la veamos venir.


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