Demasiadas
veces, nos creemos únicos, exclusivos, especiales y por encima del resto.
Demasiadas veces, tratamos de que el mundo
gire sobre nosotros y con él, los demás también deben hacerlo.
Demasiadas
veces, nuestra verdad es la única posible, la auténtica y la definitiva.
Demasiadas
veces, nos miramos al espejo y no nos reconocemos porque de tanto mirarnos la
imagen se ha distorsionado sin darnos cuenta.
Todos,
todo…está conectado, queramos o no. Nuestras acciones nunca nos implican a
nosotros solos, nuestros pensamientos son también sobre los demás, nuestras
emociones incluyen al resto que se ha cruzado en nuestro camino. Por eso,
debemos intentar que nuestra vida impregne a las otras como el viento lleva la
semilla de este pasaje.
“…En
cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el
secreto de su maíz, porque ganaba el concurso al mejor producto año tras año.
El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.
- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos…”
- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.
- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos…”
Es cierto, el viento transporta en el inconsciente colectivo tantas y tantas semillas...! cómo no tomar consciencia de lo que prende en nuestras entrañas cuando de ello depende la calidad de nuestras vidas y la de nuestro prójimo.Un ,feliz y luminoso día.
ResponderEliminarGracias Xara, es muy cierta tu reflexión. Posiblemente una de las más importantes lecciones que debemos aprender en este pasaje de vida es a vislumbrar que todos estamos conectados y que nuestras acciones siempre implican a otros y al contrario. Si lo hiciésemos así...todo cambiaría.
ResponderEliminarBesos de domingo...dulces.