Siempre he pensado que me gustaría tener una talla XXL para
el corazón. Un trazado ancho y seguro donde nada apriete y en el que,
seguramente, pudiese invitar a más gente para cobijarse en él.
Esta talla es la que debería importar, verdaderamente, al
mundo. Y en función de ella debería estar la selección de las profesiones, de
los políticos, de los directores del espíritu, de los apoderados de la fe y de
tantos y tan importantes roles tiene la sociedad.
Tener el corazón grande significa comprender, saber
perdonar, eludir el rencor y dar apoyo a quienes lo necesitan. Pero esto no
quiere decir que la talla del corazón se convierta en un colchón de agua al que
todo el mundo puede pisar. Usar talla XXL para el corazón significa no dejar
que abusen de la bondad, ni permitir que la injusticia se adueñe de la vida de
otros, ni someter desde la mano de hierro escondida en el guante de seda.
Una vez leí que el verdadero problema al que se enfrentaba
el mundo de la política era el de la selección de candidatos, no el de la
elección de ellos por votación. Lo primero es previo y si efectivamente no se
selecciona por talla del corazón nos podemos encontrar con las aberraciones que
hay por doquier en cualquier parte y que están tan lejos de lo deseable.
Lo difícil es hacer que el corazón se esponje y aumente
cuando está constreñido y arrugado. Lo peor es saber por qué se encuentra en
tan mal estado y sobre todo, lograr que se dilate sin miedo.
Los temores, la inseguridad, el desamor o las traiciones
puede que nos hayan ceñido el corazón al mástil de la ira, la venganza, el odio
o la agresividad. Responder con lo mismo que se recibe es, a veces, el único
camino que parece que nos queda para recuperar la autoestima, sin embargo, no
entendemos que es la única vía que verdaderamente nos daña.
El corazón no tiene paredes, ni límites ni fronteras. Puede
expandirse tanto como deseos tengamos de amar y ser amados; tanto como estemos
dispuestos a hacerlo. Busquemos la talla del nuestro y si es un poco estrecho…basta
con respirar, imaginar que se agranda y dejar que siga su camino hacia su
propio bienestar, que seguro que será también el de todos los que nos rodean.
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