A todos nos ha pasado
alguna vez. Hay momentos en la vida en que nuestro engranaje mental y emocional
parece pararse. Tiempos de sequía en los cuales el corazón deja su acelerado
trote para seguir latiendo en silencio, a ralentí, despacito y sin querer que
se le note, ni dentro ni fuera del pecho.
Lo peor de este proceso, que en su justa medida puede
resultar muy útil, es que se haga permanente, que se incruste en la actitud con
la que encaramos la vida y que se acomode de tal modo en ella que no quiera
despertar más.
Los bloqueos emocionales no surgen de la nada. Si aparecen
es respondiendo a un estímulo, a un suceso, a cualquier cosa, por pequeña que
sea, que desencadene una reacción profunda de miedo, no a lo desconocido,
generalmente a lo conocido y bien reconocido. Algo conecta con viejos esquemas
de dolor en el interior, una palabra, una actitud, alguna crítica, un suceso
desagradable, un error, los fracasos…todo es válido para hacer saltar el
resorte y comenzar el parón que apaga la luz de la alegría en nuestros ojos.
Es como si oscureciese de pronto y en esa penuria de
claridad ir perdiéndonos poco a poco. Dejamos de encontrarnos fuertes y
decididos para afrontar cualquier problema, se derrumban las seguridades sobre
las que nos remontamos siempre y sin sentir, vamos abandonando la esperanza que
nos empuja a seguir.
Lo mejor es estar preparado para cuando llegue esta
situación. Porque tarde o temprano, llega y solamente podemos superarla si en
nuestros adentros hay columnas sobre las que sostener la creencia en nosotros
mismos. Pilares sólidos donde aflore el amor que hemos recibido, los valores en
los que creemos y esa chispa de paciencia que nos susurra al oído que todo pasa
siempre.
Una cosa es darse un tiempo, pararse a reflexionar o vaciar la mente para detenerse a tomar
aliento y otra muy distinta dar paso a un bloqueo emocional. A veces se cuelan
tan sigilosamente que ni nos enteramos hasta que no hacen estragos. Por eso,
reforcemos nuestras ilusiones siempre que podamos y tomemos de la vida lo mejor
de ella. Sin duda nos ayudará cuando ellos quieran hacerse presente y seremos
capaces de decirles adiós sin permitir que pasen a nuestra casa.
Gracias Flor y Nata, tus palabras me han servido como suave pero decidido despertador...
ResponderEliminarUn beso
Cuando la llama parece extinguirse y el corazón late mas lentamente y los suspiros tienen dificultad para tomar aliento....allí en ese instante es cuando debemos parar como el viajero andante que toma respito en la larga cuesta de la vida.
ResponderEliminarSe detiene en su caminar, toma aire con renovado aliento y mira el camino recorrido y el por caminar.
En ese instante es cuando el viajero toma conciencia de su destino emprendido, de los pasos andados y sobre todo de los por dar.
Allí es cuando puede contar con los amigos hechos, las gracias recibidas, las mil y una vidas alimentadas con el aliento diario de la palabra oportuna, del espiritual alimento que mana de la inagotable fuente.
Tienes mil y una alma agradecidas que claman al gran Creador vida y fortaleza para tu alma; allí está la legión que te acompaña...viajera de la vida.
No estas sola en el diario quehacer de dar alimento espiritual a quien lo clama.
En este momento en que pareces detener tu inquieta actividad...en este instante todos te ofrecemos la humilde copa del valor compartido, del licor agradecido del cual tu has sido la fuente en cada di...en cada idea...en cada palabra.
Toma aliento, hada soñadora, sabemos que eres incansable y aunque no lo expresemos con la elocuencia que estilas, te estamos acompañando a cada instante.
Mira el camino andado y los pasos por dar.....mira lo hecho y lo por hacer.
Te acompañamos...te apoyamos...somos legión.
Saludos.
(...! )
Xara gracias por seguri con nosotros y por estar siempre alerta a lo que de conveniente pueda tener en tu vida, mis palabras.
ResponderEliminarUn beso
Estimado amigo y lector del blog...estimo sobradamente el apoyo incondicional que me demuestras y ese aliento siempre atento a mis urgencias del alma.
ResponderEliminarNo me detengo nunca y menos con esta legión de ángeles que sois vosotros, tras de mi.
Gracias por tus palabras***