Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 16 de febrero de 2012

CARTA A LOS PADRES DE ALUMNOS

Después de reflexionar largamente sobre la barrera más poderosa que nos impide apreciarnos y valorar lo que somos y de revisar, también, aquello que interrumpe el fluir armónico de las relaciones, incluso más cercanas, he llegado a la conclusión de que la razón de estos bloqueos está en un sentimiento de miedo.

Aunque la edad de mis alumnos no es temprana, me gustaría poder remediar, en lo posible, esta barrera que se inicia ya en la más tierna infancia.

Entenderlo es entendernos. Por eso hoy querría ponerme en el lugar de los padres responsables de la formación de sus hijos en edad escolar y hacerles llegar lo que creo que puede ayudar a todos.

Apreciados padres de mis alumnos:

Hoy quiero escribiros esta carta para comunicaros que he descubierto algo muy importante. Tan trascendente y definitivo que puede cambiar el rumbo de la vida de vuestros hijos, mis alumnos, y la de todos los que estamos en ella, juntos. Por eso, me dispongo a compartir con vosotros esta noticia. Me he preguntado muchas veces, con el corazón encogido de tanto esfuerzo vano y tanto desajuste, por qué a mis alumnos no les gusta estar aquí, por qué prefieren inventarse un mundo aparte en el que éste, el que vivimos vosotros y yo, no entra; por qué rechazan vuestros consejos o por qué arremeten en contra de los míos.

Lo he pensado mucho. La respuesta no está en su rebeldía, tampoco en su falta de voluntad o en la existencia de un sentimiento de maldad. No son malos, ni vagos, ni tampoco desconsiderados. No están sordos, ni ciegos, ni ausentes de los problemas de cada día, aunque parezcan no afectarles. Lo que sucede es otra cosa. Lo que ocurre es que tienen miedo. Y es curioso porque ese miedo es el mismo que el nuestro. Lo que pasa es que todos preferimos seguir pensando que el problema no reside en nosotros, sino en ellos. Tienen miedo a no llegar a ser los muchachos que vosotros y yo queremos; miedo a parecer débiles si llegan a serlo; miedo a las opiniones de sus compañeros;  miedo a hacerse mayores y estar desprotegidos sin vuestros cuidados; miedo a que les creáis pequeños aún y sentir que les gusta todavía; miedo a no destacar entre su grupo y ser considerados unos fracasados; miedo a ser buenos estudiantes y cumplir con lo que les corresponde sin el atisbo de la rebeldía que debe serles propia; miedo a manifestaros que os quieren por encima de todo y por ello les creáis así vulnerables ante su amor; y sobre todo, tienen miedo de sí mismos, de no llegar a encontrarse nunca con el joven que pretenden ser, si les señaláis el camino. Quieren descubrirse por sí mismos y que no os preocupéis por sus errores porque esa es su experiencia, como vosotros hicisteis la vuestra. Lo que ellos no saben tampoco es que también vosotros tenéis miedo. Miedo de mirarles a los ojos y ver a otros diferentes de los que soñasteis que serían; miedo de perderlos en cada acto que protagonizan por si les causa dolor; miedo a su sufrimiento y a ese futuro incierto que se presenta oscuro si creéis que no estudian. Miedo a demostrarles afecto por si eso os hace parecer débiles; miedo a equivocaros cuando os negáis a alguno de sus caprichos por si dejan de amaros y se encierran en ese exterior tan ajeno y distante al que teméis; miedo, en definitiva, a no saber ser buenos padres y fracasar en lo que más os importa.

 Lo peor de todo y que tampoco saben vuestros hijos es que yo también tengo miedo. Un miedo desmedido y atroz por no saber hacer mi función. Por creer que lo más importante es llenar su cabeza de conocimientos y pedirles que los repitan como garantía de su sabiduría. Miedo a reconocer que lo primero que debo conseguir es llegar a su corazón sin preocuparme del curriculum educativo y sus procedimientos académicos porque todo eso será muy fácil cuando estemos en sintonía con nuestros mutuos afectos. Miedo a ser criticado por los compañeros y ridiculizado como un ingenuo soñador de otro tiempo. Miedo a perder la autoridad que creo que me corresponde atendiendo a mi cargo, sin comprender que la autoridad se gana y solo si es reconocida y apreciada, puede ser válida. Miedo a ser rechazado por débil si se dan cuenta de que también los quiero. Miedo en definitiva, a ser yo mismo, único y diferente, ante un grupo de alumnos deseoso de poder expresar lo que sienten y sentir lo que expresan.
 Pero a pesar de todo esto, estoy contento por saber que la solución es muy sencilla y tener el convencimiento de que todos la deseamos más que ninguna cosa. Os propongo que comencéis por hablar para el corazón de vuestros hijos, mis alumnos, sin sentir temor y podáis decirles que lo imposible, que nos entendamos y respetemos, vamos a hacerlo posible porque es muy fácil cuando todos queremos lo mismo. Dónde les digáis, también, que estáis a su lado, pero sin invadir su camino, para ayudarles a ser lo que quieren.

Y lo más importante, no olvidéis mencionar que yo también los quiero y que ya he comenzado a caminar junto a ellos y en su misma dirección. Que recuerden siempre que todos nos necesitamos para ser lo que cada uno somos y, lo más importante, que ninguno de nosotros podremos conseguirlo sin su ayuda.

6 comentarios:

  1. Existirá un lugar donde las personas no tengan miedo unas de otras?..., quiero estar alli.
    Médico y paciente se temen, el loco al psiquiatra, el psiquiatra a su propia mente, el niño a su padre, el padre a su jefe, el jefe a sus empleados, el alumno al maestro, el maestro al sabio. Y al final el temor a la muerte, siempre lo mismo.
    De no tener tantos temores, seríamos auténticos SERES HUMANOS, pero el temor nos ha hecho crear roles tan innecesarios a nuestra naturaleza que nos hemos convertido en seres codependientes de nuestros miedos, y así es como nos relacionamos. Tu miedo y el mío encajan en la rueda del mecanismo social. La libertad es una palabra utópica, cuando el corazón está aislado.
    Adelante con el coarazón visible, allá donde estemos!!!
    Besos

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  2. Felicitaciones por esta pieza maestra de amor y de valor frente a la ingente tarea de educar y formar con responsabilidad.

    No solo tocas la profunda fibra del corazón humano en lo mas sensible que es su amor por si mismo, sino que conminas a tomar la bandera del valor y la sinceridad frente a si mismo como padres o educadores y frente a los demás como estudiantes y como hijos.

    Personas como tú son ejemplos vivientes de que el ser humano sigue avanzando en el largo camino que emprendió desde cuando comenzó a caminar en este lindo planeta azul.

    Mi respeto y mi admiración sinceros...y éxito en la tarea.

    Cuenta como siempre con mi irrestricto apoyo y confianza..siempre estoy a tu lado y puedes contar con mi brazo para apoyarte.

    Con el afecto y el cariño de siempre.

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  3. Xara ciertamente, en verdad, todos tenemos miedo a algo o a alguién...pero el peor miedo es a uno mismo. A no ser querido, al rechazo, a las inseguridades de hacer las cosas bien o mal, a esa falta absoluta de creencia en uno que siempre lleva a la persona a límites creados por sí mismos, difíciles de superar desde una actitud de negación. Los hemos aprendido, estoy segura..por eso un importante objetivo será desaprenderlo. Volver sobre el camino andado y recomponer nuestro orden de estimas en la escala de nuestros valores.
    Un beso cada vez más creyente en mi y en los demás.
    Buen día!

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  4. Mi querido amigo de los esperados cálidos abrazos!! Gracias por tus palabras, tan sinceras y sobre todo que siento tan cercanas!!. Gracias siempre por estar ahí...por sentir la corrienete de emoción que pongo en lo que escribo y por ser tan generoso en el afecto que me regalas cada día.
    Un tierno abrazo!

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  5. Como padre de adolescente el tema me pilla muy cerca.
    En estos momentos a los miedos de cada un@ seamos padres, profesores o alumnos, hay que añadir un sistema educativo, hijo del capitalismo mas feroz, que lo unico que le interesa es crear individuos serviles a su ( por lo que parece ) infausta causa. La cuestion es que antes de llegar a la fase de especializacion, los que no esten alineados se hayan quedado en el camino.
    Creo que la diferencia entre aplicar el manual , sin mas, o poñer el gusto y empeño personal en la enseñanza viene por la conciencia de la importancia de la labor, y tambien por el cariño a la noble tarea de transmitir conocimiento a los demas.
    Ademas me parece imposible llevarse bien con los chavales si no sabemos conservar nuestro niño interno.
    Un abrazo con restos de gripe ( espero no contagiar )

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  6. Domingo!! espero que estés mejor poco a poco...aunque con estos fríos todos hemos estado o estamos con procesos parecidos así que estamos inmunizados.
    Sí yo también soy madre de adolescente y no es sencilla la tarea...si uno no sabe estar ahí...pero sin parecer que controlas...solamente que apoyas y orientas ( aunque se controle de mil y una forma no aparentes). Es un poco el juego de "confío en ti"...porque te lo has ganado...O sea, primero la confianza ( sea verdad o no que se lo hayan ganado...) y después de metidos en el compromiso de ser un tanto "responsables"...hacer como si lo son sin parecer que te toman el pelo. Para eso siempre estamos dispuestos a aclararles que no somos tontos...solamente queremos que todo funcione lo mínimo, al menos.
    En ello estamos!!
    Un abrazo

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